Los micronutrientes son fundamentales para el buen funcionamiento del organismo y se sabe que niveles inadecuados de vitaminas y minerales pueden provocar enfermedades o incluso, agravar enfermedades crónicas como el hipotiroidismo y el cáncer.
Cada vez son más los estudios que relacionan la microbiota intestinal con el estado de salud de un individuo. La microbiota intestinal puede jugar un papel importante en la absorción de los componentes de la dieta siendo esencial en la biodisponibilidad de los mismos.
Estefanía Álvarez Filippone – Unidad de Nutrición Neolife
Vitaminas y minerales
Los micronutrientes son fundamentales para el buen funcionamiento del organismo por su papel en diferentes reacciones celulares importantes en el sistema inmunitario y energético, así como las relacionadas con procesos biológicos como el crecimiento y la salud del tejido óseo. Se sabe que niveles inadecuados de vitaminas y minerales, ya sea por ingesta disminuida o por absorción insuficiente, pueden provocar enfermedades.
La microbiota intestinal puede influir en la biodisponibilidad de los micronutrientes, así como también los micronutrientes pueden influir en su composición y funcionamiento. Por otro lado, las bacterias comensales del intestino también tienen la capacidad de sintetizar vitaminas esenciales como la vitamina K o la vitamina B8, entre otras, lo que puede ser importante para el estado nutricional de un individuo.
La suplementación con vitaminas del grupo B, C, D y E favorece la proliferación de bacterias beneficiosas como Bifidobacterium, Lactobacillus y Roseburia. Así como minerales como el magnesio puede influir positivamente en la composición de la microbiota intestinal y en la producción de ácidos grasos de cadena corta, lo contrario de otros como puede ser el hierro.
Entrando más en detalle en cuanto a los minerales respecta, algunas bacterias que componen la microbiota intestinal tienen la capacidad de sintetizar enzimas que están implicadas en la liberación de minerales de las fuentes dietéticas, influyendo así directamente en la absorción a nivel gastrointestinal.
Los ácidos grasos de cadena corta producidos durante la fermentación de polisacáridos reducen el pH del tracto gastrointestinal facilitando la absorción de calcio. Además, también se ha visto que la administración de enterococcus faecium ha mejorado los niveles de fósforo probablemente por la misma razón: la disminución del pH. Todo esto se traduce en un aumento de la masa ósea evitando la pérdida de hueso.
La suplementación con hierro se ha relacionado con peor confort digestivo como pueden ser el estreñimiento, la irritación gástrica, náuseas y gusto metálico. Incluso, en el caso de lactantes y niños pequeños, se ha visto un aumento de la incidencia de diarreas con la administración de alimentos en polvo enriquecidos con hierro. Es así como, en varias revisiones, se ha concluido que la suplementación con hierro puede tener un efecto negativo en la composición de la microbiota intestinal: menor proporción de bacterias positivas, frente a un aumento de aquellas patógenas.
Niveles bajos de zinc se han asociado a la alteración negativa de la microbiota intestinal, con una reducción de su composición, un aumento de biomarcadores inflamatorios y el deterioro de la conexión entre el eje intestino-cerebro. También se ha visto que la suplementación con probióticos mejora los cuadros de déficit de zinc, específicamente la suplementación con L. plantarum, Bifidobacterium infantis, B. lactis y L. acidophilus.
Con respecto al magnesio, se ha visto que este mineral tiene un impacto positivo en la composición de la microbiota intestinal, así como en el metabolismo de la vitamina D, en pacientes con obesidad, diabetes tipo 2 y síndrome metabólico.
Ahora, para profundizar en cuanto a las vitaminas y su relación bidireccional con la microbiota intestinal, es bien sabido que algunas bacterias tienen la capacidad de sintetizar vitaminas como la K y las del complejo B.
Respecto a las vitaminas del complejo B, una revisión concluyó que siempre y cuando la síntesis por parte de las bacterias se haga efectiva antes del lugar de absorción, bacterias comunes del intestino son capaces de sintetizar diferentes formas de esta vitamina como la B6, B8 y B9. De igual forma se ha visto que la suplementación con vitaminas del complejo B, pueden mejorar la composición de la microbiota intestinal y ser interesante en patologías digestivas como por ejemplo en la enfermedad infamatoria intestinal (EII).
La vitamina D y sus niveles en plasma se han relacionado de forma positiva con bacterias específicas como las del filo Firmicutes, y es el caso de esta vitamina uno de los que más efecto bidireccional tiene, pues participa efectivamente en la salud de la mucosa intestinal manteniendo la integridad de la barrera y la recuperación epitelial.
Finalmente, la suplementación o la ingesta de vitamina E se ha relacionado con mayor producción de AGCC, así como con la abundancia de Akkermansia, importante para la regulación metabólica y emocional a través del eje intestino-cerebro, y la producción de serotonina.
En conclusión, la microbiota intestinal puede influir de diferentes formas sobre la absorción y la consecuente biodisponibilidad de micronutrientes, y de igual forma, la administración de suplementación y una alimentación equilibrada con el correcto aporte de los nutrientes que el organismo necesita influirá en la composición y funcionamiento de las bacterias de nuestro intestino.
Es la relación entre la microbiota intestinal y un buen estado nutricional una de las razones por las que, siempre de la mano de un profesional y de forma individualizada, posterior a revisar la alimentación y sólo con el fin de complementarla, puede ser interesante valorar la toma de suplementación para asegurar la salud digestiva, la buena composición de la microbiota intestinal y un correcto estado nutricional.