Un nuevo estudio afirma que la restricción de sal en la dieta puede ser beneficiosa solamente para una minoría de personas hipertensas que consumen mucha sal.
La recomendación de ingesta diaria de sodio de la AHA (American Heart Association) es inferior a 1,5 g. El metaanálisis publicado en The Lancet observó que el consumo por debajo de 3 g diarios de sodio se asociaba con un incremento del riesgo cardiovascular y muerte; y que solo a partir de los 7 g diarios había un aumento del riesgo, únicamente en las personas hipertensas, no en las normotensas.
Tania Mesa – Nutricionista y Enfermera de Neolife
Un estudio, publicado en The Lancet, pone en duda las actuales recomendaciones de restricción en la ingesta de sal.
¡Qué ricas son las comidas sabrosas!
… A la mayoría de la gente le gusta comer salado y esto es algo que lo saben muy bien en la industria alimentaria. Casi todos los alimentos procesados contienen grandes cantidades de sodio para hacerlos más sabrosos y apetecibles. En contra, los médicos nos dicen que no tomemos mucha sal para prevenir la hipertensión arterial, la enfermedad coronaria y el accidente cerebrovascular. Entonces, si el cuerpo te pide sal porque hace más ricos los alimentos y te sienta bien, ¿cómo puede ser tan malo?
Un artículo publicado en la prestigiosa revista The Lancet (1) hace tan solo unas semanas ha revolucionado el mundo de la medicina y, en concreto, el de la cardiología. En este artículo se presentan los resultados de un gran metaanálisis que engloba cuatro grandes estudios prospectivos sobre más de 133.000 personas hipertensas y normotensas, en las que se estimó su consumo de sal en función de la medición de sodio en la orina.
Los resultados del estudio han confirmado que la restricción de sal en la dieta puede ser beneficiosa solamente para una minoría de personas hipertensas que consumen mucha sal y, además de no tener efectos beneficiosos en el resto de las personas, podría incluso ser perjudicial. El debate está servido. Los autores del estudio proponen revisar todas las recomendaciones de salud y nutrición sobre la limitación del consumo de sal. Por otro lado, la poderosa AHA (American Heart Association) ha emitido un comunicado en el que literalmente dice “la población no debe ser confundida con este estudio erróneo” y se afianza en su recomendación acerca de la dieta baja en sodio.
La recomendación de ingesta diaria de sodio de la AHA es inferior a 1,5 g, una cantidad menor que otras sociedades científicas, que colocan el límite en 2,3 g. Sin embargo, el consumo medio de sal en los EEUU es de 3,4 g diarios. El metaanálisis publicado en The Lancet observó que el consumo por debajo de 3 g diarios de sodio se asociaba con un incremento del riesgo cardiovascular y muerte; y que solo a partir de los 7 g diarios había un aumento del riesgo, únicamente en las personas hipertensas, no en las normotensas. Como podemos ver, las cifras de unos y otros no cuadran.
“El gran debate de la sal”: la controversia que enfrenta a la AHA, la FDA y los investigadores científicos.
Los portavoces de la AHA consideran el estudio erróneo por utilizar el valor de sodio en orina de la mañana como sistema de determinación de la ingesta diaria de sodio, en vez de medir el sodio en orina de 24 horas. Además, consideran que una sola determinación del nivel de sodio en la orina de la mañana no representa la ingesta media de sodio a lo largo de los años de un paciente. En su defensa, los autores del estudio de The Lancet confirman que la estimación de la ingesta diaria de sodio con una sola medida en orina de la mañana es correcta y fiable, como así lo demuestran numerosas publicaciones en las más prestigiosas revistas de ciencia, además de ser la única manera de poder hacer estudios en decenas de miles de personas. Además aducen que muchas recomendaciones públicas de salud en el ámbito de la hipertensión, diabetes o colesterol se fundamentan en una sola medición. Por otro lado consideran que la recomendación de la AHA de limitar la ingesta diaria de sodio a menos de 1,5 g no ha demostrado científicamente que reduzca el riesgo cardiovascular y, sin embargo, sí hay estudios que demuestran que esas bajas ingestas de sodio producen el efecto contrario, aumentando el riesgo cardiovascular.
“El gran debate de la sal”, así se ha denominado en el ámbito científico toda esta controversia en el que unos acusan a la AHA de no respetar los resultados científicos, otros acusan a los investigadores del metaanálisis de presentar un estudio erróneo, la FDA (Food and Drugs Administration) se pone de perfil…
Y ¿qué pensamos en Neolife? Pues la respuesta es de sentido común: depende de cada persona. Si los valores de la tensión arterial braquial y central (medida en la raíz de la aorta) y los marcadores de rigidez y elasticidad arterial que medimos con el dispositivo Sphygmocor son normales, no limitamos el consumo de sal. En el caso de que estos valores sean sub-óptimos aconsejamos reducir, en la medida de lo posible, la sal -evitando la sal de mesa, es decir usar el salero, pues con la sal de cocina es suficiente-. Y si los valores son claramente elevados, entonces restringimos tanto la sal de mesa como la de cocina, así como los alimentos salados.
BIBLIOGRAFÍA
(1) Mente, A., O´Donnell, M, Rangarajan, S., et al. “Associations of urinary sodium excretion with cardiovascular events in individuals with and without hypertension: a pooled analysis of data from four studies”. Published Online: 20 May 2016. The Lancet.