¿Estamos ante el secreto de la eterna juventud?


Los telómeros se han erigido como los verdaderos protagonistas de esta increíble historia de ciencia ficción.

La clave para determinar cuánto tiempo vamos a vivir y cómo prolongar este tiempo parece que reside en estas regiones de ADN que no almacenan información para la síntesis o creación de proteínas, y que se localizan en la parte final de nuestros cromosomas. Es por esto por lo que desde hace unos años la mirada de numerosos investigadores se ha posado justo en este punto. Y no es de extrañar, pues quien logre descifrar el cómo y el porqué del acortamiento telomérico logrará, probablemente, el secreto de la eterna juventud.

Dr. Moisés De Vicente – Equipo Médico Neolife


Los telómeros se encargan de dar la estabilidad estructural a nuestros cromosomas.

¿Cuánto tiempo viviré? ¿Existe la eterna juventud? ¿Podré volver a ser joven alguna vez? Son preguntas que en algún momento de nuestras vidas nos han acechado a la mayoría de los mortales, independientemente de nuestra nacionalidad, etnia, género o estatus social.

La vida es un ciclo que se inicia con el nacimiento y finaliza con la muerte. Podemos decidir qué tipo de vida queremos llevar; incluso, podemos cambiar de opinión a mitad del partido y darle la vuelta por completo -como si de un calcetín se tratase- a nuestra filosofía y rutinas de vida. Lo que no podemos hacer es saber durante cuánto tiempo vamos a estar aquí, ni si algo de lo que hagamos va a conseguir prolongar ese tiempo…. ¿o sí?

Las células normales y sanas de nuestro cuerpo no son capaces de dividirse de forma infinita. A este hecho se le denomina “límite de Hayflick” en honor a Leonard Hayflick, miembro fundador de la National Institute on Aging y científico que, en 1962, consiguió demostrarlo. Por lo tanto, las células tienen un tiempo limitado de vida. ¿Y de qué depende este tiempo de vida? De unas estructuras llamadas telómeros.

el secreto de la inmortalidad

Los telómeros se han erigido como los verdaderos protagonistas de esta increíble historia de ciencia ficción. Se trata de regiones de ADN no codificante, es decir, que no almacenan información para la síntesis o creación de proteínas, y se localizan en la parte final de nuestros cromosomas.

Y si no intervienen en la producción de proteínas, ¿para qué sirven? Su función es única: se encargan de dar la estabilidad estructural a nuestros cromosomas. Son como el plástico (herrete o acetato es su nombre real) en el que finalizan los cordones de los zapatos. Sin ellos, los cordones se deshilacharían y romperían. Con el ADN ocurre lo mismo.

De esta forma, su actividad se encuentra estrechamente relacionada con dos eventos básicos del ciclo celular: la división y el tiempo de vida de las diferentes estirpes celulares. A medida que las células se van dividiendo, los telómeros se van acortando. Llegado un punto de acortamiento, los telómeros no serán capaces de mantener su función estabilizadora, y los cromosomas comenzarán a dividirse de forma errónea, dando lugar a alteraciones y mutaciones que harán que la propia célula, mediante un mecanismo de autodestrucción o “apoptosis”, se destruya.

Visto lo visto, la clave para determinar cuánto tiempo vamos a vivir y cómo prolongar este tiempo parece que reside en estas pequeñas zonas de nuestros cromosomas. Es por esto por lo que desde hace unos años la mirada de numerosos investigadores se ha posado justo en este punto. Y no es de extrañar, pues quien logre descifrar el cómo y el porqué del acortamiento telomérico logrará, probablemente, el secreto de la eterna juventud.

Recientemente se ha dado un nuevo paso en este camino. Los investigadores de la universidad de Arizona, liderados por el profesor Julian Chen, han desentramado uno de los pasos cruciales en el metabolismo catalítico de la enzima telomerasa (1). Esta enzima es la encargada de sintetizar y colocar una serie de repeticiones de nucleótidos (pares de bases) que irán insertándose en los extremos de los cromosomas, de forma que es capaz de evitar su acortamiento (2). Por así decirlo, esta enzima es la encargada de ir depositando los “ladrillos” que constituyen los telómeros. Será, en consecuencia, la que determinará a qué velocidad se acortan y, por lo tanto, la responsable de definir cómo de rápido envejecemos.

Teóricamente, si se logra que esta enzima continúe situando pares de bases en los extremos cromosómicos a la velocidad adecuada, se lograría alargar estas zonas. De esta forma, se evitaría la desestabilización del cromosoma y, como consecuencia, las células no tendrían que autodestruirse, aumentando así su tiempo de vida.

Para que la enzima telomerasa realice su función de forma correcta, debe situar los “ladrillos” en unas posiciones determinadas. Para ello existe un sistema de frenado con el que puede disponer de un tiempo suficiente para realizar su función. Sin embargo, este mismo sistema es el paso limitante que determinará la velocidad a la que puede trabajar la enzima. Logrando una manera mediante la cual este sistema de frenado sea menos rígido, podríamos hacer que el sueño de alargar los telómeros se convierta en realidad.

el secreto de la inmortalidad

Mientras tanto, hoy en día sabemos que existe una serie de condiciones y actividades que permiten enlentecer el acortamiento telomérico: hacer una dieta saludable y con bajo aporte calórico; realizar ejercicio físico de forma regular e intensa; evitar hábitos tóxicos como el tabaco y el alcohol; realizar, si procede, una correcta terapia de reemplazo hormonal; y el consumo regular de algunos suplementos nutricionales, antioxidantes (como la cúrcuma) y vitamínicos (3). De hecho, ya se han estudiado fármacos, como el TA-65, que parece que pueden aportar este beneficio (4).

En Neolife somos firmes defensores de un envejecimiento de calidad. Buscamos y prevenimos las enfermedades asociadas al envejecimiento y tratamos a nuestros pacientes con el fin de que logren alcanzar edades muy longevas con la máxima plenitud y calidad de vida posible.

Además, tenemos la posibilidad de medir la longitud telomérica de nuestros pacientes. Con ello somos capaces de estimar la edad biológica celular que tienen y, con ello, proponer tratamientos más exigentes en función del resultado. Asimismo, podremos verificar cómo el programa antienvejecimiento pautado está dando resultados.


BIBLIOGRAFÍA

(1) Chen, Y., J.D. Podlevsky, D. Logeswaran and J.J.-L. Chen (2018). A single nucleotide incorporation step limits human telomerase repeat addition activity. EMBO. J. 37: e97953, DOI: 10.15252/embj.201797953.

(2) Li, Y., Pan, G., Chen, Y., et al. Inhibitor of the human telomerase reverse trancriptase (hTERT) gene promoter induces cell apoptosis via a mitochondrial-dependent pathway. Eur J Med Chem. 2018 Feb 10; 145:370-378.

(3) Pan, MH., Wu, JC., Ho, CT. Effects of water extract of Curcuma longa (L.) roots on immunity and telomerase function. J Complement Integr Med. 2017 May 12;14(3).

(4) Salvador L., Singaravelu G., Harley CB., Flom P. A Natural Product Telomerase Activator Lengthens Telomeres in Humans: A Randomized, Double Blind, and Placebo Controlled Study.Rejuvenation Res. 2016 Dec;19(6):478-484.