Agua fría

Inmersiones en agua fría, todo lo que debes saber


La control de las proteínas de choque térmico (familia de proteínas altamente conservadas que desempeñan un papel crucial en la respuesta al estrés celular) podría ayudar a prevenir enfermedades relacionadas con el envejecimiento como la diabetes, enfermedades cardiovasculares y neurodegenerativas.

La exposición al frío puede inducir una sensación de bienestar y reducir los síntomas de depresión y ansiedad. La inmersión en agua fría también puede influir en la biología del tejido adiposo, particularmente en la formación de grasa beige.

Dr. Alfonso Galán – Equipo Médico Neolife


Varios estudios han demostrado que la exposición al frío, incluyendo la inmersión en agua fría, puede aumentar la cantidad de grasa beige en humanos

La inmersión en agua fría ha sido objeto de interés creciente en la comunidad médica debido a sus potenciales beneficios para la salud y propiedades antiaging. Este enfoque terapéutico, también conocido como crioterapia, implica la exposición del cuerpo a temperaturas frías, generalmente mediante inmersión en agua a temperaturas que oscilan entre 10 y 15°C.

En las próximas líneas queremos contaros qué beneficios nos puede proporcionar, los mecanismos moleculares subyacentes, cómo deberíamos estar haciéndolo y qué alternativas tenemos para beneficiarnos de sus propiedades.

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Beneficios Antiaging y para la salud

  1. Reducción de la inflamación: la exposición al frío puede disminuir la inflamación sistémica, lo cual es beneficioso para enfermedades crónicas y el envejecimiento. La reducción de la inflamación puede ayudar a mitigar el daño celular y tisular asociado con el envejecimiento y diversas patologías crónicas.
  2. Mejora de la circulación: el frío induce vasoconstricción seguida de vasodilatación, mejorando la circulación sanguínea y la oxigenación de los tejidos. Este proceso puede ayudar a eliminar toxinas y mejorar la entrega de nutrientes a las células, promoviendo la regeneración y reparación tisular.
  3. Aumento de la energía y el estado de ánimo: la liberación de endorfinas y la activación del sistema nervioso simpático pueden mejorar el estado de ánimo y aumentar la energía. La exposición al frío puede inducir una sensación de bienestar y reducir los síntomas de depresión y ansiedad.
  4. Fortalecimiento del sistema inmunológico: la exposición regular al frío puede aumentar la producción de glóbulos blancos y mejorar la respuesta inmunológica. En concreto ha demostrado mejorar la actividad de los leucocitos, incluyendo neutrófilos, linfocitos y monocitos. Estos cambios pueden mejorar la capacidad del cuerpo para combatir infecciones y responder a patógenos. También mejora la producción de citoquinas como la interleucina-6 (IL-6) y el factor de necrosis tumoral alfa (TNF-α). Aunque estas citoquinas os suenen por estar asociadas con la inflamación, su aumento temporal puede ser beneficioso para la activación del sistema inmunológico. La exposición al frío puede activar la respuesta inmune innata, mejorando la capacidad del cuerpo para responder rápidamente a infecciones. Esto incluye la activación de células natural killer (NK) y macrófagos. Y finalmente sabemos que puede influir en la respuesta inmune adaptativa, mejorando la producción de anticuerpos y la memoria inmunológica. Esto puede ser beneficioso para la protección a largo plazo contra patógenos.
  5. Aumento de la grasa beige: la inmersión en agua fría también puede influir en la biología del tejido adiposo, particularmente en la formación de grasa beige. Varios estudios han demostrado que la exposición al frío, incluyendo la inmersión en agua fría, puede aumentar la cantidad de grasa beige en humanos. Por ejemplo, un estudio encontró que la exposición intermitente al frío aumentó la actividad de la grasa marrón y beige, mejorando la termogénesis, la sensibilidad a la insulina y el metabolismo energético. La grasa beige, también conocida como grasa “brite” (brown-in-white), es un tipo de tejido adiposo que tiene características intermedias entre la grasa blanca y la grasa marrón. Los adipocitos beige tienen un mayor contenido mitocondrial en comparación con los adipocitos blancos, esto mejora su capacidad para oxidar ácidos grasos y producir calor. Así, activación de la grasa beige puede aumentar el metabolismo basal, ayudando en la regulación del peso corporal. La grasa beige tiene la capacidad de generar calor a través de la termogénesis no temblorosa, un proceso mediado por la proteína desacoplante 1 (UCP1). La inmersión en agua fría puede inducir la expresión de UCP1 en el tejido adiposo.
  6. Mejora de la calidad del sueño: La inmersión en agua fría puede ayudar a regular el ritmo circadiano y mejorar la calidad del sueño. Un sueño de calidad es esencial para la reparación celular y la función cognitiva, y puede tener efectos antiaging significativos.

Mecanismos molecurales que median los efectos del agua fría

  1. Activación del Sistema Nervioso Simpático: la exposición al frío activa el sistema nervioso simpático, aumentando la liberación de norepinefrina. La norepinefrina tiene efectos antiinflamatorios y analgésicos, y puede mejorar la función cognitiva y el estado de ánimo.
  2. Aumento de la adiponectina: la exposición al frío puede aumentar los niveles de adiponectina, una hormona con propiedades antiinflamatorias que mejora la sensibilidad a la insulina. La adiponectina también puede tener efectos protectores sobre el sistema cardiovascular.
  3. Estimulación de la mitocondriogénesis: la exposición al frío puede aumentar la producción de mitocondrias, mejorando la eficiencia energética celular. Las mitocondrias son esenciales para la producción de energía y la regulación del metabolismo, y su disfunción está asociada con el envejecimiento y diversas enfermedades (más información sobre mitocondrias y envejecimiento aquí).
  4. Activación de la Vía AMPK: la inmersión en agua fría puede activar la proteína quinasa activada por AMP (AMPK), una enzima que juega un papel crucial en la regulación del metabolismo energético. La activación de AMPK puede mejorar la sensibilidad a la insulina, aumentar la oxidación de ácidos grasos y promover la longevidad celular (Hemos hablado ya de esto aquí).
  5. Producción de proteínas de choque térmico (HSPs): las HSPs ayudan a proteger las células del estrés y pueden tener efectos antiaging. Estas proteínas facilitan la reparación de proteínas dañadas y la eliminación de proteínas mal plegadas, lo que puede reducir el daño celular asociado con el envejecimiento. Vamos a hablar un poco más de ellas.

Proteínas de choque térmico (HSP) y envejecimiento

Las proteínas de choque térmico (HSP, por sus siglas en inglés) son una familia de proteínas altamente conservadas que desempeñan un papel crucial en la respuesta al estrés celular. Estas proteínas actúan como chaperonas moleculares, ayudando en el plegamiento correcto de otras proteínas, la prevención de agregados proteicos y la reparación de proteínas dañadas. No queremos ponernos muy técnicos, pero consideramos importante comentar sus funciones a nivel celular y molecular para entender su relevancia, así como la de tener una estrategia sencilla que las produzca.

Así, como hemos dicho, las HSP ayudan a mantener la homeostasis proteica (proteostasis) al regular la síntesis, el plegamiento, el transporte y la degradación de proteínas. Recordad que este es uno de los “Hallmarks of aging” (más información aquí)  e íntimamente relacionado con enfermedades como el Alzheimer.

Las HSP protegen a las células del daño inducido por radicales libres y especies reactivas de oxígeno (ROS), que son subproductos del metabolismo celular y se acumulan con la edad.

Algunas HSP pueden inhibir las vías apoptóticas, de muerte celular, prolongando la vida útil de nuestras células.

Las HSP interactúan con varias vías de señalización celular que están implicadas en el envejecimiento, como la vía de la insulina/IGF-1 y la vía de mTOR. Estas interacciones pueden influir en la regulación del metabolismo y la respuesta al estrés.

Así, dado el papel de las HSP en la protección contra el estrés oxidativo y la inflamación, la modulación de estas proteínas podría ayudar a prevenir enfermedades relacionadas con el envejecimiento como la diabetes, enfermedades cardiovasculares y neurodegenerativas.

Protocolo recomendado

  1. Duración y frecuencia: se recomienda comenzar con inmersiones de 1-2 minutos y aumentar gradualmente hasta 5-10 minutos. La frecuencia puede variar, pero se sugiere al menos 3 veces por semana. Es importante adaptar el protocolo a la tolerancia individual y evitar la exposición prolongada que pueda llevar a la hipotermia.
  2. Temperatura del agua: idealmente entre 10-15°C. Es crucial monitorear la temperatura del agua y del cuerpo para evitar riesgos asociados con la exposición al frío extremo.
  3. Preparación y recuperación: es esencial calentar el cuerpo antes de la inmersión mediante ejercicios ligeros o una ducha tibia. Después de la inmersión, se recomienda realizar ejercicios de respiración y estiramientos para facilitar la recuperación y evitar el choque térmico.
  4. Monitoreo de signos vitales: durante la inmersión, es importante monitorear los signos vitales del paciente, incluyendo la frecuencia cardíaca y la presión arterial, para asegurar que no haya reacciones adversas.

Como alternativa, ya que no todo el mundo puede tener acceso a una cuba de agua fría, podemos obtener los beneficios de esta terapia también con:

  1. Duchas frías: una opción más accesible y menos intensa que la inmersión completa. Las duchas frías pueden proporcionar beneficios similares, aunque en menor medida, y son una buena alternativa.
  2. Crioterapia de cuerpo entero: exposición a temperaturas extremadamente bajas en cámaras especializadas durante cortos periodos. Este método puede ser más controlado y permitir una exposición uniforme al frío.
  3. Natación en agua fría: Ccmbina ejercicio físico con los beneficios de la exposición al frío. La natación en agua fría puede ser una alternativa efectiva para aquellos que buscan una actividad física adicional junto con la terapia de frío.
  4. Baños de contraste: alternar entre baños de agua caliente y fría puede proporcionar beneficios similares a la inmersión en agua fría. Este método puede mejorar la circulación y reducir la inflamación sin la necesidad de una exposición prolongada al frío.

BIBLIOGRAFÍA

(1) https://dougallmd.com