La energía y los nutrientes que obtenemos a través de la alimentación ejercen un papel importante en el desarrollo y preservación del sistema inmune, vital para combatir esta situación actual.
La estrecha relación entre la nutrición y el sistema inmunitario conlleva que un desequilibrio pueda aumentar el riesgo de contraer esta enfermedad. En este artículo detallamos los alimentos que deben incluirse en una dieta óptima para esta situación, con altos contenidos en vitaminas -A, B, C, D y ácido fólico- y en minerales -hierro, zinc, selenio-, así como en determinadas hierbas, especias, hongos y setas.
Equipo de Nutrición Neolife
Las defensas se pueden resentir a causa de unos malos hábitos alimentarios, lo que se relaciona con una mayor probabilidad de contraer enfermedades
La desnutrición es una condición que disminuye la capacidad funcional del organismo y, en consecuencia, agudiza la debilidad del sistema inmune, aumentando la morbilidad y la mortalidad. En estas poblaciones, en la cual predominan los cambios morfológicos y fisiológicos, es importante llevar una alimentación adecuada, equilibrada y saludable, que favorezca una mejor respuesta inmunitaria (1).
La dieta occidental, caracterizada por ser alta en grasas insanas, harinas, azúcares refinados y sal, y baja en fibra dietética, ha demostrado que puede contribuir a desarrollar obesidad y enfermedades crónicas, tales como diabetes, síndrome metabólico, cáncer, enfermedades cardiovasculares o neurodegenerativas (2). Este tipo de enfermedades se caracterizan por una inflamación crónica que repercute de forma directa en el sistema inmunitario, comprometiendo su óptima funcionalidad. Los alimentos en su conjunto y los nutrientes que los componen ejercen, por tanto, un papel importante en el desarrollo y mantenimiento del sistema inmune.
El sistema inmunitario es complejo y los elementos que lo integran participan en numerosas funciones de forma integrada con otros sistemas del organismo. En la protección frente a agentes extraños (como es el coronavirus), una primera línea de defensa la constituyen las barreras físicas y químicas, como son la piel y las mucosas (nasal, intestinal, etc.), sus secreciones (pH ácido del estómago, sudor) y la microbiota autóctona protectora. Una vez que los patógenos han atravesado esta primera barrera, el sistema inmunitario pone en marcha mecanismos de defensa. Las células del sistema inmune están fuertemente influenciadas por el balance de sustancias antioxidantes, de forma que una alta proporción de agentes antioxidantes, suministrados por la alimentación, ejerce un papel fundamental en la defensa del organismo (3,4).
De cara a combatir el COVID-19, una de las claves es seguir una dieta equilibrada, variada, saludable y con un aporte de nutrientes adecuados: baja en grasas saturadas, azúcares simples y sal, y alta en ácidos grasos monoinsaturados, hidratos de carbono complejos y fibra dietética. Cabe recordar una investigación reciente llevada a cabo en 2018 y publicada en la revista científica Cell. El estudio demostró que la fibra dietética y los ácidos grasos de cadena corta protegen contra la infección grave de la gripe al reducir el daño tisular y aumentar la inmunidad antivírica (5).
Nuestro patrón de dieta mediterránea destaca por el tipo de grasa que lo caracteriza (aceite de oliva, pescado y frutos secos), las proporciones en los nutrientes principales (cereales y vegetales como base de los platos y carnes o similares como guarnición) y su riqueza de micronutrientes, fruto de la utilización de productos vegetales frescos, locales, de temporada, hierbas aromáticas y condimentos. Todo ello le confiere una fuerte carga antioxidante y sustancias beneficiosas de origen vegetal que han demostrado potenciar y mejorar la respuesta inmunitaria (5,9).
La aparición de nuevas enfermedades -así como bacterias y virus, como el nuevo COVID-19- son situaciones para las que tenemos que estar preparados, tanto los sistemas de salud como a nivel individual. Por ello, debemos tener una buena alimentación, ya que así optimizaremos el sistema inmune y, en consecuencia, protegeremos nuestra salud previniendo enfermedades.
Le recomendamos incluir en su dieta alimentos con altos contenidos en vitaminas -A, B, C, D y ácido fólico- y en minerales -hierro, zinc, selenio-, así como en determinadas hierbas, especias, hongos y setas.
A continuación, se presentan diferentes alimentos que estimulan nuestro sistema inmunitario y que nos protegen del nuevo coronavirus y otros virus respiratorios (3,4,5,7,8,9,10,11):
- Kiwi, mango, piña, naranjas, caqui, fresas, tomate, mandarinas, verduras de la familia de la col, así como frutas, verduras y hortalizas, son alimentos ricos en vitamina C, la cual aumenta el sistema inmune.
- El aceite de oliva virgen extra, los vegetales de hoja verde, los frutos secos y los cereales de grano entero son ricos en vitamina E, implicada en aumentar la respuesta inmunológica.
- Los lácteos, el huevo, el hígado, las verduras coloridas y algunas frutas -como cerezas, fresas, albaricoques y melón-, son ricos en vitamina A, la cual desempeña un papel esencial en las infecciones.
- Un consumo regular de lácteos fermentados como yogur o kéfir contribuye a aumentar las defensas inmunológicas. Diferentes estudios demuestran que quienes consumen estos alimentos de forma habitual presentan un mejor estado del sistema inmunitario gracias a la vitamina D. Además, los probióticos son microorganismos vivos presentes en estos alimentos, los cuales ejercen acciones beneficiosas sobre el sistema inmunitario.
- Las vitaminas del grupo B están presentes en la mayoría de los alimentos de origen vegetal y animal. El ácido fólico se encuentra sobre todo en las verduras de hoja verde, legumbres, frutas, hígado y cereales enriquecidos. La vitamina B12 tan solo está presente en el reino animal, en mariscos, carne, pescados, huevos y productos lácteos. Se han descrito alteraciones del sistema inmune asociadas a un déficit de este grupo de vitaminas, al disminuir la producción de anticuerpos.
- El déficit de hierro (frecuente en mujeres y adultos mayores) disminuye la respuesta inmunológica. El hierro está presente en hígado, carnes, pescados, yema de huevo y, en menor proporción, en legumbres, por lo que es interesante que en nuestra dieta estén incluidos también estos grupos de alimentos.
- La carencia de los minerales zinc y selenio afecta a la inmunidad. Por ello, es recomendable el consumo habitual de alimentos como carnes, pescados, hígado, frutos secos, legumbres, huevos, lácteos, frutas y verduras, ricos en estos minerales.
- Cabe destacar los hongos y las setas, por ser alimentos con propiedades muy interesantes. Se ha demostrado que el shiitake y el reishi son los más implicados en el papel inmuno-modulador, por lo que es importante incluirlos en nuestra alimentación.
- El té verde, a través de las catequinas -unos antioxidantes que posee-, ayuda a proteger las células del daño causado por los radicales libres y fortalece el sistema inmune.
- Diferentes hierbas y especias, como el ajo, la cúrcuma y el jengibre aportan compuestos que participan en el sistema inmune y la inflamación.
En nuestro blogs puede encontrar otros artículos relacionados con el COVID-19, con recomendaciones sobre cómo protegernos: medidas higiénicas, suplementación y terapia de reemplazo hormonal.
Adicionalmente, queremos aprovechar este artículo para reiterarles las diferentes recomendaciones sobre cómo protegernos del nuevo coronavirus a las que ya hemos hecho referencia en el artículo “Recomendaciones Neolife frente al coronavirus” .
Además de estas recomendaciones generales, nos gustaría agregar, en relación con la cocina y los alimentos, las que indicamos a continuación:
- Cuando vuelva de la compra lave y desinfecte los paquetes y envoltorios y lávese después las manos.
- Lávese las manos antes de iniciar la preparación de los alimentos y con frecuencia mientras los está manipulando.
- Lave y desinfecte las superficies y los utensilios que ha utilizado tras la preparación de los alimentos.
- Proteja los alimentos y la zona de preparación de las comidas de insectos, roedores y animales (perros, gatos…).
En este periodo es recomendable recurrir a suplementos nutricionales concretos, a la vez que se deben mejorar progresivamente los hábitos nutricionales. En la entrada del blog “COVID-19: sistema inmune, suplementos y terapia de reemplazo hormonal bioidéntica” se explica qué suplementos tienen un carácter más directo a la hora de reforzar el sistema inmunológico. En Neolife, todos nuestros pacientes saben que disponemos de una amplia gama de suplementos nutricionales que nos aportan los nutrientes necesarios para potenciar nuestras defensas, como son NeoFlora Probio Balance (probióticos), NeoDefense Plus (rico en antioxidantes y vitamina C), NeoVitaminD3 (vitamina D), así como el Multivitamin y Multimineral. Todos ellos han demostrado eficacia en estimular y mejorar el sistema inmunitario.
También es importante la Terapia de Reemplazo Hormonal, con dos hormonas que aportan un refuerzo adicional a nuestro sistema inmunológico: la melatonina a altas dosis y la DHEA. Puede encontrar más información en el artículo“COVID-19: sistema inmune, suplementos y terapia de reemplazo hormonal bioidéntica”.
BIBLIOGRAFÍA
(1) Liliana P. Rodota y María Eugenia Castro. “Nutrición clínica y dietoterapia”. Editorial Médica Panamericana, 1ª Edición, 2012.
(2) De Luis Román, D.A. Bellido Guerrero, D. García Luna, P.P. Olivera Fuster, G. (2017). “Dietoterapia, nutrición clínica y metabolismo”. Tercera edición. Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición. Grupo Aula Médica, S.L. Madrid, España.
(3) Nova E. y otros. (2006). “La estrecha relación entre la nutrición y el sistema inmunitario”. Sociedad Española de Oncología Médica.
(4) Segurola, G.H. y otros. (2016). “Nutrientes e inmunidad”. Nutrición Clínica en Medicina. Vol. 10(1):1-19.
URL: https://www.aulamedica.es/nutricionclinicamedicina/pdf/5034.pdf
(5) Trompette, A. y otros. (2018). “Dietary fiber confers protection against flu by shaping Ly6c- patrolling monocyte hematopoiesis and CD8+ T cell metabolism”. Immunity. Vol. 48(5):992-1005.e8.
URL: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/29768180
(6) Fundación Dieta Mediterránea. (2010). “La pirámide de la Dieta Mediterránea: un estilo de vida actual”.
URL: https://dietamediterranea.com/nutricion-saludable-ejercicio-fisico/
(7) Vilaplana I Batalla, M. (2010). “Nutrición y sistema inmunitario: una relación muy estrecha”. Ámbito farmacéutico. Vol.29 (6):75-81.
(8) Vilaplana I Batalla, M. (2015). “Nutrición y sistema inmunitario”. Farmacia Profesional. Vol. 29(6).
(9) Wasser SP. (2002). “Medicinal mushrooms as a source of antitumor and immunomodulating polysaccharides”. Appl Microbiol Biotechnol. Vol. 60(3):258-74.
URL: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/12436306
(10) Chacko M., S. y otros. (2010). “Beneficial effects of green tea: a literature review”. Chin Med. Vol.5:13.
URL: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC2855614/
(11) Bose, S y otros. (2015). “Curcumin and tumor immune-editing: resurrecting the immune system”. Cell Div.
URL: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC4603973/