Una persona de apariencia delgada puede, sin embargo, tener una alteración en común con individuo obeso, un aumento de la grasa visceral. Ese tipo de grasa tiene un comportamiento “más peligroso” que la típica grasa localizada bajo la piel, produce hormonas, factores inflamatorios y es un predictor de mortalidad.
El objetivo es, por lo tanto, limitar el aumento de la grasa visceral. Su acúmulo tiene diferencias entre hombres y mujeres. Por otro lado, vamos a ver que actitudes como reposar tras la comida o concentrar el aporte de grasa diario en una ingesta pueden contribuir al aumento de este tipo de grasa.
Dra. Celia Gonzalo Gleyzes – Equipo Médico Neolife
Tipos de grasa corporal
El tejido adiposo (graso) se clasifica en marrón (o pardo), beige y blanco. El tejido adiposo marrón y el beige, ricos en mitocondrias, son capaces de producir calor (termogénesis). En nuestro cuerpo abunda el blanco y con el envejecimiento se va perdiendo la grasa parda.
El tejido adiposo blanco a su vez se divide en subcutáneo, visceral (intra y retroperitoneal) y ectópico. De esta manera el ectópico se localiza dentro de los órganos y el visceral los rodea.
La grasa subcutánea es mucho más abundante en la mujer.
Cuando la grasa visceral se va acumulando, el contorno del abdomen aumenta, pero hay que tener presente que un abdomen prominente refleja también un aumento de la grasa subcutánea.
La grasa que rodea al corazón (epicárdica) también es considerada como grasa visceral.
Hombres como manzanas y mujeres como peras
El hombre tiene más tendencia a adquirir una silueta redondeada por la acumulación de grasa en tronco y en abdomen (obesidad androide), por lo contrario, las mujeres premenopáusicas (edad fértil) acumularán grasa subcutánea en caderas y en glúteos (obesidad ginoide).
No obstante, las mujeres también pueden presentar un fenotipo androide, el más desfavorable a nivel cardiovascular.
La grasa visceral se asocia a problemas metabólicos
Aunque la grasa abdominal subcutánea y la grasa intrahepática se asocien a mayor riesgo de mortalidad en hombres, sólo la grasa visceral es un potente predictor independiente de mortalidad en este grupo.
La obesidad puede alterar el funcionamiento de la microvascularización. Estudios en animales han demostrado que la resistencia a la insulina disminuía la densidad de capilares sanguíneos y aumentaba su permeabilidad a macromoléculas. Esa disfunción puede llevar al desarrollo de hipertensión, uno de los criterios del síndrome metabólico.
Según se va acumulando la grasa visceral, la infiltración por los macrófagos (células del sistema inmune que participan en la inflamación) aumenta. Los macrófagos liberan citoquinas inflamatorias (como el TNFalfa) provocando que los adipocitos viscerales se hagan resistentes a la insulina y liberen ácidos grasos. Comidas ricas en triglicéridos actuarían de la misma manera, aumentado el flujo de ácidos grasos hacia la circulación venosa portal (flujo de sangre venosa desde los órganos gastrointestinales y del bazo al hígado antes de regresar al corazón).
Mayor captación de grasa en el tejido adiposo visceral masculino
La acumulación de grasa es el resultado de un bajo gasto energético o inadecuado que lleva al acúmulo de energía.
El catabolismo graso de los adipocitos, lipólisis, está mediando por la epinefrina. Los estrógenos reducen la lipólisis en los adipocitos de la grasa subcutánea de los glúteos pero podrían aumentarla en los de la grasa visceral.
Los hombres acumulan más grasa en la reserva visceral abdominal porque ésta absorbe más grasa que la de las mujeres.
La actividad de la lipoproteín lipasa (LPL) es importante en la acumulación de grasa porque la mayoría de los ácidos grasos absorbidos por los depósitos derivarían de la hidrólisis de los triglicéridos de las lipoproteínas. Un estudio ha mostrado que la testosterona es capaz de suprimir la actividad de la LPL y el acúmulo de grasa en la región femoral.
Las mujeres pueden secretar partículas de VLDL con triglicéridos ante sobrecargas hepáticas de grasa y van a redirigirlas del hígado hacia el tejido adiposo subcutáneo.
La grasa es captada por los adipocitos desde las lipoproteínas, partículas lipídicas con triglicéridos en su interior. El órgano que secreta más grasa, sobre todo en el momento postprandial (tras la comida), es el intestino delgado. En las mujeres el 5 % de la grasa ingerida es almacenada en la grasa visceral intraperitoneal pero en el hombre asciende a un 21%.
La grasa absorbida es secretada por los enterocitos en dos formas: los quilomicrones (mayor tamaño) y las VLDL. Las VLDLs se pueden producir entre las comidas pero los quilomicrones dependen de la ingesta de grasa (y si la ingesta es rica en grasa los quilomicrones serán de mayor tamaño). De esta manera, los hombres consumen más grasa que las mujeres y sus quilomicrones son más grandes haciendo su desplazamiento en el sistema linfático es más lento.
La circulación linfática es un sistema de baja presión que depende de la contracción de los músculos circundantes, como el diafragma y otros músculos abdominales. La elevación prolongada de los quilomicrones plasmáticos en los hombres, así como la mayor recuperación de los lípidos infundidos en la mucosa intestinal cuando el intestino está sobrecargado con grasa apoyan la noción de que las quilomicrones más grandes que se conservan durante más tiempo en la mucosa intestinal promueven la acumulación de la grasa visceral abdominal.
Los linfáticos intestinales con poros (típicos de procesos de envejecimiento) permiten que más quilomicrones salgan del lumen linfático y se conserven en la matriz extracelular. Su enorme tamaño puede prolongar aún más su retención, permitiendo que su grasa dietética sea hidrolizada y almacenada por los adipocitos viscerales abdominales circundantes.
Soluciones para combatir la grasa visceral
El ejercicio físico va a actuar de diferentes formas:
- Consumo de calorías y activación del catabolismo de las grasas.
- Inhibición de la captación de ácidos grasos por el tejido adiposo visceral.
- Reducción de la retención de los quilomicrones en la mucosa intestinal.
- Aceleración del transporte de los quilomicrones por la contracción muscular.
- Reducción de la porosidad de los vasos linfáticos.
En cuanto a la dieta, se recomienda moderar el aporte de grasa diaria además de fraccionar su consumo en varias ingestas a lo largo del día.
Ahora es fácil de entender porqué los sumotoris comen una vez al día y se echan una siesta tras ello… Para mantenernos sanos e incrementar nuestra esperanza de vida no sigamos su ejemplo.
BIBLIOGRAFÍA
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