TESTOSTERONA
La testosterona es la principal hormona sexual esteroidea. Se produce en las células de Leydig de los testículos por el estímulo de la hormona hipofisaria luteoestimulante (LH).
ESTRÓGENOS
A pesar de ser una hormona típicamente femenina, es también fundamental en la salud de los hombres. Los estrógenos en los hombres se producen en los testículos y en pequeñas cantidades en la corteza de las cápsulas suprarrenales. Las cantidades producidas en el organismo masculino son bastante menores que en una mujer.
HORMONAS TIROIDEAS
Las hormonas tiroideas se producen en el tiroides y regulan la tasa metabólica de todas las células. Existen receptores para las hormonas tiroideas en la mayoría de los tejidos y, por tanto, afectan a la función de casi todos los órganos y sistemas, especialmente el corazón, los huesos y la grasa subcutánea.
MELATONINA
La melatonina es una molécula relacionada con la fisiología neuroendocrina. Está implicada en la regulación de los ritmos circadianos y en el ritmo sueño-vigilia, siendo también una hormona moduladora de la actividad del sistema inmunitario.
CORTISOL
El cortisol se produce en la corteza de las glándulas suprarrenales, al igual que la aldosterona, la DHEA y otras hormonas. Interviene en el metabolismo de las proteínas, las grasas y la glucosa, y tiene una importante función sobre el sistema inmune.
DHEA (DEHIDROEPIANDROSTERONA)
La DHEA es un andrógeno débil producido por las glándulas suprarrenales, que se sulfata en el hígado y circula en la sangre en su forma sulfatada (DHEA-S).
INSULINA
La insulina es la hormona que secreta el páncreas cuando los niveles de glucosa aumentan después de comer y permite la entrada de esta en el interior de las células (especialmente en hígado, cerebro y músculos) para ser utilizada como energía.
You can see how this popup was set up in our step-by-step guide: https://wppopupmaker.com/guides/auto-opening-announcement-popups/
En las mujeres se produce por conversión a partir de la DHEA en un 75% y por su producción en los ovarios en un 25%.
La testosterona tiene un potente efecto anabolizante en el tejido muscular y óseo así como en la libido. Además, afecta al estado de ánimo y a la función cognitiva.
Numerosos estudios confirman que, al igual que sucede en los hombres, en las mujeres también se produce una disminución de los niveles de testosterona con la edad, debido a una bajada en la producción de DHEA y al incremento de ciclos anovulatorios a lo largo de la vida.
Los bajos niveles de testosterona se asocian con la disminución de la libido, el bajo estado de ánimo, el aumento de grasa corporal, la disminución de la masa muscular y la fuerza, la disminución de la densidad mineral ósea y el aumento del riesgo cardiovascular, entre otros.
Además, en las mujeres la testosterona contribuye al alivio de los síntomas de la menopausia y a la mejora de la piel, aumentando el colágeno y la elastina.
El estradiol en los hombres es responsable de regular el sistema nervioso, estimular el metabolismo, incrementar el depósito de calcio en los tejidos óseos, participa en los procesos de producción de esperma y regula es sistema cardiovascular reduciendo el colesterol malo.
Los bajos niveles de estradiol se asocian con efectos negativos sobre el sistema cardiovascular, huesos, vida sexual, tersura de la piel, bienestar emocional, sueño, capacidad cognitiva, estado de ánimo y sistema inmunológico.
Sus efectos son controlar la temperatura corporal y favorecer el metabolismo del tejido adiposo, lo que ayuda a la pérdida de peso graso y a la bajada de los niveles de colesterol. Son cardio y neuroprotectoras.
Sus bajos niveles se relacionan con ganancia incontrolada de peso, decaimiento, cansancio crónico, depresión, pelo ralo y débil, piel seca, uñas quebradizas, sensación de frío…
Se trata de una hormona fundamental en la regulación de la función mitocondrial, para la producción de ATP, que es la forma de energía que la célula utiliza para todas sus funciones. Además, la melatonina es un potente antioxidante y antiinflamatorio.
La falta de melatonina produce una pérdida de la capacidad para la regulación de los ritmos circadianos, provocando problemas en la cantidad y calidad del sueño y del descanso.
Su disminución causa estrés oxidativo y nitrosativo, que se agudizarán cuanto mayor sea el déficit de esta hormona. Esto provoca la inflamación de las células, debilitando el sistema inmunuitario, y por ende, causando enfermedad.
Además, como la melatonina sincroniza los ritmos de los neurotransmisores cerebrales, su disminución afecta directamente a las capacidades cognitivas.
Al igual que la insulina, se trata de una hormona que aumenta con la edad y con los malos hábitos de vida, produciendo problemas a medio y largo plazo.
Es conocida como “la hormona del estrés”, ya que se eleva en situaciones de estrés físico y/o psíquico agudo, como respuesta a la hiperestimulación de las glándulas suprarrenales en la fase 1 o de alarma de Hans Seyle, inhibiendo al sistema inmune.
Sin embargo, una situación de estrés crónico produce una caída de esta hormona y puede reflejar un síndrome de fatiga adrenal.
En el caso de las mujeres es el precursor del 75% de la testosterona circulante. Además, tiene efectos por sí misma en arterias, huesos y sistema inmune.
Los niveles plasmáticos de DHEA-S son un buen biomarcador de envejecimiento, ya que bajan entre un 10-20% por década a partir de los veinte años.
Un nivel adecuado de DHEA favorece la reconstrucción de los tejidos (estimulando el metabolismo de las proteínas), ayuda a controlar el estrés (contrarrestando el efecto del cortisol) y tiene efectos positivos a nivel cardiovascular, óseo, inmunológico, sexual, de estado de ánimo…
La cantidad de insulina necesaria para mantener un determinado nivel de glucosa en sangre es un indicador de la resistencia y la sensibilidad de los receptores de las células a la insulina.
La insulina, junto al resto de indicadores del perfil hidrocarbonatado, se correlaciona con el riesgo de desarrollar una diabetes tipo II y sus consecuentes complicaciones cardiovasculares, renales, neurológicas y de retina, así como con una menor esperanza y calidad de vida.
La diabetes tipo II es una enfermedad que corresponde al 95% de los casos de diabetes. Aparece en los adultos y se incrementa con la edad, el sedentarismo, el sobrepeso y obesidad. Se caracteriza por una resistencia de los receptores de las células a la insulina, hiperinsulinismo en un principio y un agotamiento del páncreas para liberar la insulina en las fases más avanzadas.
La prediabetes puede detectarse años antes del desarrollo de una diabetes tipo II mediante el control de los biomarcadores del metabolismo hidrocarbonatado.
|