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La población «supracentenaria» representa el exponente máximo de la longevidad. Estas personas se caracterizan por la tardía aparición en sus vidas (más de noventa años) de las enfermedades relacionadas con el envejecimiento, su discapacidad asociada y su irreversible proceso hacia la muerte. El estudio de los biomarcadores que caracterizan a esta población es de gran interés científico. El excepcional fenotipo de los «supracentenarios» está determinado tanto por factores ambientales como genéticos. En este estudio se comparan 62 variantes genéticas relacionadas con las enfermedades cardiometabólicas, el cáncer y la longevidad entre un grupo de supracentenarios españoles y los controles sanos del mismo origen étnico. El Score Genético (GC) de los supracentenarios mostró una menor predisposición a la hipertensión, el «riesgo global de cáncer» y de «otros tipos de cáncer», pero no observó diferencias en el resto de las variantes genéticas entre las que estaban las relacionadas con la enfermedad cardiovascular, trombosis-ictus, dislipemia, cáncer de pulmón, de mama o la longevidad extrema. En conclusión los factores ambientales (nutrición, estrés, ejercicio, control de biomarcadores…) determinan poderosamente la longevidad. Los programas Neolife de Age Management no tienen como objetivo principal el aumento de la esperanza de vida sino alargar una buena calidad de vida y retrasar la aparición de las enfermedades relacionadas con el envejecimiento a través de la intervención en los factores ambientales, sin embargo esta intervención es precisamente lo que caracteriza a la población «supracentenaria».
Las personas que entrenan regularmente presentan índices más bajos de discapacidad y una esperanza de vida media 7 años superior que la de sus coetáneos sedentarios. Sin embargo, existe un umbral máximo de seguridad en cuanto a la dosis de entrenamiento de resistencia, por encima del cual, los efectos nocivos de éste pueden superar a los beneficios. Las altas cargas de entrenamientos de resistencia durante mucho tiempo pueden producir una fibrosis del tejido miocárdico que desencadenen arritmias supra e infra-ventriculares, además de calcificaciones en las coronarias y rigidez de la pared de las grandes arterias. Los autores de este artículo proponen la realización del «score cálcico» en personas de más de 50 años que han entrenado y participado en deportes de resistencia como maratones, triatlones, ciclismo… como medida de screening. En Neolife somos pioneros en la realización del «score cálcico» en el diagnóstico precoz y la prevención de la enfermedad cardiovascular.

Es presente estudio pretende analizar el riesgo de padecer cáncer en función del patrón de consumo de alcohol en hombres y mujeres no fumadores. Para ello se analizó de forma prospectiva el patrón de consumo de alcohol de 88.084 mujeres participantes en el Nurses´ Health Study desde 1980 y de 47.881 hombres participantes en el Health professionals Follow-up Study desde 1986 hasta 2010 en ambos casos y su correlación con la aparición de cualquier tipo de cáncer. El consumo leve-moderado de alcohol (menos de 30 g/día para hombres y < de 15 g/día para mujeres) se asocia con un mínimo incremento del riesgo a padecer cáncer. En el caso de los hombres que no fuman este incremento es casi nulo, sin embargo en el caso de las mujeres no fumadoras el aumento del riesgo de padecer cáncer espacialmente de mama es más evidente. No obstante estos resultados en artículo editorial de la misma revista en que se publica este estudio se recuerda que considerando todas las causas de mortalidad asociadas al alcohol y no sólamente el cáncer , el consumo de más de 10 g/día en las mujeres y de 20 g/día en los hombres a lo largo de la vida es inaceptable como un hábito voluntario de sociedades modernas. Nota: una lata de 33 cl de cerveza de 5º tiene 13 g de alcohol, un vaso de 100 ml de vino de 12º tiene 10 g de alcohol.

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A partir de los 30 años las pérdida de masa muscular en hombres y mujeres es de un 3-8% por década y sube a un 5-10% a partir de los 50 años, esta circunstancia es parte del proceso de envejecimiento y se asocia a una disminución del metabolismo basal, un incremento del tejido graso, una pérdida de capacidad funcional y a una mayor incidencia de las enfermedades relacionadas con el envejecimiento (diabetes, enfermedad cardiovascular, osteoporosis, depresión…). Solamente un 3,5% de la población adulta norteamericana cumple con los mínimos de actividad física recomendada por las asociaciones científicas. El entrenamiento de la fuerza a cualquier edad es esencial para preservar la masa muscular y prevenir las alteraciones anteriormente mencionadas. Sin embargo, los autores recomiendan la ingesta de proteína con o sin carbohidratos justo antes y/o después de este entrenamiento para garantizar la síntesis de masa muscular en unas dosis de 0,5 g de proteína y 1 g de carbohidratos por kilo de peso corporal.
En el año 2002 se produjo un antes y un después de la terapia hormonal sustitutiva en mujeres post-menopáusicas. En aquel entonces la alarma producida por la publicación de los resultados iniciales del famoso WHI (Women´s Health Initiative) tanto en el entorno científico como en los medios de comunicación en general, desembocó en una masiva retirada de la terapia hormonal sustitutiva en las mujeres post-menopáusicas en todo el mundo. Desde hace bastantes años la comunidad científica ha puesto en duda la interpretación de aquellos resultados y la alarma producida de forma injustificada. En este artículo los autores revisan el estado de la ciencia en lo relativo a este tema en 2013 y revelan que la terapia hormonal sustitutiva adecuadamente prescrita en las mujeres post-menopáusicas más jóvenes aporta un balance riesgo/beneficio muy beneficioso, exactamente lo mismo que se pensaba antes del 2002. Así mismo argumentan que la mala interpretación de los resultados del WHI en 2002 ha provocado que durante 10 años millones de mujeres post-menopáusicas no solo no se hayan beneficiado de la terapia hormonal sustitutiva sino que han empeorado su salud y calidad de vida (mayor incidencia de enfermedad cardiovascular, trombosis, demencia, cáncer de mama, fracturas óseas por osteoporosis, divorcios, muerte…). La terapia de reemplazo hormonal es uno de los pilares principales de los Programas Neolife de Age Management.

Los valores elevados de homocisteína se relacionan con daño cardiovascular, cerebral y osteoporosis. La principal causa de una elevación de la homocisteína es un déficit nutricional de vitaminas del grupo B y de folatos. El objetivo del presente estudio es valorar la relación entre los biomarcadores relativos al metabolismo de las vitaminas B, la densidad mineral ósea y el riesgo de fractura ósea. Para ello los autores recogieron los valores de la homocisteína y de la densidad mineral ósea de 2.806 mujeres participantes en el estudio NHANES entre 1999 y 2004 por toda la geografía de los EEUU, entre otros biomarcadores. Como conclusión del estudio se confirma que los niveles elevados de homocisteína se relacionan con la edad, con bajos niveles de vitamina B y menor densidad mineral ósea.

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