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El objetivo de este estudio es estudiar los predictores de mortalidad en 498.103 individuos cuyos datos se encuentran recogidos en el UK Biobank (base de datos de biomarcadores del Reino Unido) durante un periodo de 5 años. Se estudiaron 655 parámetros relativos a la demografía, salud y estilos de vida y su relación con todas las causas de mortalidad y con 6 causas específicas de mortalidad por separado. Entre estos parámetros se encuentran datos como el número de coches en la familia, tabaquismo, si vives solo, diagnósticos de diabetes, cáncer o hipertensión, pulso…La edad media de la muestra estaba entre los 37 y 73 años el 54% eran mujeres. Durante los 5 años del estudio murieron 8.532 personas (39% mujeres). La autopercepción del propio estado de salud, el diagnóstico previo de un cáncer y el tabaco fueron los predictores mortalidad más importantes. De toda la información acumulada, los autores proponen un simple cuestionario online http://www.ubble.co.uk/ (para personas entre 40 y 70 años) de 13 preguntas para los hombres y 11 preguntas para las mujeres, cuyo algoritmo aporta el riesgo de morir en los próximos 5 años y la edad biológica en ese momento (UbbLE age; UK Biobank Longevity Explorer).
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Se conoce que el exceso de horas de trabajo puede aumentar el riesgo de enfermedad cardiovascular, pero hay poca e imprecisa evidencia científica y casi toda relacionada con la enfermadas coronaría. El presente meta-análisis tiene como objetivo afianzar la hipótesis del exceso de horas de trabajo como un factor de riesgo de enfermedad coronaria y accidente cerebrovascular. Para ello los autores analizaron 25 estudios europeos, americanos y australianos que acumulaban nada menos que 603.838 hombres y mujeres sin enfermedad coronaria y 528.838 hombres y mujeres sin antecedentes de accidente cerebrovascular (los estudios anteriores eran sobre 15.000 individuos, 40 veces inferiores al actual). El primer grupo fue seguido durante una media de de 8,5 años y el segundo durante 7,2 años. Una vez eliminado el impacto del sexo, la edad y estado socioeconómico se observó un claro aumento del riesgo relativo (RR de 1,33) de padecer un accidente cerebrovascular entre aquellas personas que trabajan más de 55 horas a la semana en relación a aquellas con una hornada laboral estándar de 35-40 horas semanales, sin embargo el aumento del riesgo de enfermedad coronaria no fue tan evidente. Entre los que trabajaban de 49 a 55 horas el aumento del riesgo relativo fue inferior de 1,27 y los que trabajaban de 41 a 48 horas el riesgo relativo fue escaso (RR 1,1) y similar al de los estudios previos. Los autores hipotetizan que el exceso de horas de trabajo se relaciona con situaciones de estrés, sedentarismo, alcohol, falta de sueño, sobrepeso, etc que serían los verdaderos causantes del aumento del riesgo cardiovascular.
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A menudo se especula sobre la longevidad de los deportistas de élite en relación con sus coetáneos de la población general. En este estudio se analiza este aspecto. Para ello los autores recogieron la información disponible de 15.174 medallistas olímpicos de nueve países que ganaron sus medallas entre 1896 y 2010 y los compararon con la población general de su sexo, edad, año de nacimiento y país de residencia. En 8 de los 9 países los deportistas de élite presentaron una esperanza de vida superior a sus coetáneos control. En general la esperanza de vida fue 2,8 años superior en los deportistas. El hecho de que la medalla fuera de oro, plata o bronce no aportó ninguna deferencia en la esperanza de vida, sin embargo aquellos campeones de los deportes de resistencia tenían una mayor longevidad que los de deportes de potencia. Las posibles explicaciones de esta mayor longevidad pueden ser factores genéticos, mayor actividad física a lo largo de toda la vida, hábitos de vida saludables en cuanto a nutrición, tabaco y alcohol y mejor estatus socioeconómico.
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Es presente estudio pretende analizar el riesgo de padecer cáncer en función del patrón de consumo de alcohol en hombres y mujeres no fumadores. Para ello se analizó de forma prospectiva el patrón de consumo de alcohol de 88.084 mujeres participantes en el Nurses´ Health Study desde 1980 y de 47.881 hombres participantes en el Health professionals Follow-up Study desde 1986 hasta 2010 en ambos casos y su correlación con la aparición de cualquier tipo de cáncer. El consumo leve-moderado de alcohol (menos de 30 g/día para hombres y < de 15 g/día para mujeres) se asocia con un mínimo incremento del riesgo a padecer cáncer. En el caso de los hombres que no fuman este incremento es casi nulo, sin embargo en el caso de las mujeres no fumadoras el aumento del riesgo de padecer cáncer espacialmente de mama es más evidente. No obstante estos resultados en artículo editorial de la misma revista en que se publica este estudio se recuerda que considerando todas las causas de mortalidad asociadas al alcohol y no sólamente el cáncer , el consumo de más de 10 g/día en las mujeres y de 20 g/día en los hombres a lo largo de la vida es inaceptable como un hábito voluntario de sociedades modernas. Nota: una lata de 33 cl de cerveza de 5º tiene 13 g de alcohol, un vaso de 100 ml de vino de 12º tiene 10 g de alcohol.
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El presente meta-análisis sobre cinco estudios de distintos tipos de dietas confirma que una comida rica en proteínas favorece la sensación de saciedad, lo cual podría ser beneficioso para mantener o perder peso. Las proteínas activan la liberación de la hormona de la saciedad, ya sean procedentes de los lácteos, huevos o de la soja. Una mayor saciedad puede contribuir a mejorar la calidad de vida, disminuyendo la desagradable sensación del apetito y promoviendo la realización de ingestas menos calóricas. Estos efectos son de relevancia a la hora de perder peso y/o mantener el peso perdido. Este efecto de la sensación de saciedad inducido por las proteínas no se había abordado sistemáticamente hasta la fecha. Los autores seleccionaron de las bases de datos científicas aquellas investigaciones que analizaban la ingesta de proteína oral de la dieta en humanos y que cuantificaban la sensación de saciedad. Fueron 28 los estudios que cumplieron estos criterios, pero solamente 5 de ellos, los que aportaban el área bajo la curva de saciedad entre las 2 y 4 horas después de la ingesta, se analizaron para el meta-análisis.
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En esta publicación se analiza el contenido de azúcares añadidos de 203 bebidas envasadas entre zumos de fruta (21), bebidas con sabor (158) y batidos (24) ofertados a los niños en el Reino Unido. Los autores de la Universidad de Liverpool cuantificaron la cantidad de azúcares añadidos por el fabricante (los que no son propios de la fruta) por cada 100 ml y por cada ración estándar de 200 ml de este tipo de bebidas presentes en las siete mayores cadenas de supermercados británicos. Se excluyeron del estudio las bebidas deportivas, refrescos soda, refrescos de té y otras bebidas energéticas refrescantes que no se oferten especialmente para los niños. La cantidad de azúcares añadidos osciló entre 0 y 16 g/100 mL, con una media de 7 g/100 mL. Los zumos de frutas tenían 10,7 g/100mL, los batidos 13 g/100 mL y las bebidas de sabor 5,6 g/100 mL. De los 203 productos, solo 63 eran “aptos” en contenido de azúcar por la agencia alimentaria responsable y 85 de ellos alcanzaban en un único envase las necesidades totales diarias de azúcar de un niño (19 g o 5 cucharillas de café). Los autores concluyen que las cantidades de azúcares añadidos de las bebidas envasadas ofertadas a los niños en el Reino Unido son inaceptables y recomiendan tomar la fruta entera o en zumo natural diluido con agua sin sobrepasar los 150 ml diarios.
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En este estudio los autores analizan los efectos de la drástica caída del uso de terapia hormonal sustitutiva en mujeres de 50 a 59 años histerectomizadas (sin útero), como consecuencia de la alarme suscitada en 2002 al publicarse los primeros resultados del estudio WHI («Women’s Health Initiative»). Sus conclusiones son alarmantes al observar que al menos 18601 y como máximo 91610 mujeres de entre 50 y 59 años, histerectomizadas que participaron en el estudio WHI y que dejaron de usar o no comenzaron el uso de terapia hormonal sustitutiva murieron prematuramente debido a esta circunstancia. En conclusión, la terapia hormonal sustitutiva en mujeres jóvenes post-menopáusicas se asocia con una reducción de todas las causas de mortalidad y deberían revisarse urgentemente los consejos por parte de los médicos y en relación a estos tratamientos en este grupo de mujeres.
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El objetivo de este estudio es determinar si existe una correlación entre la normalización de los niveles de testosterona mediante la terapia de reemplazo hormonal en hombres sin antecedentes de infarto de miocardio e ictus y la incidencia de enfermedades cardiovasculares y otras causas de mortalidad. Se trata de un meta-analisis que analiza de forma retrospectiva a 83.100 hombres adultos con valores conocidos de sus niveles plasmáticos de testosterona total. Se subdividieron en 3 grupos. El primer grupo correspondió a 43.931 hombres de 66 años de edad media en tratamiento con testosterona durante 6,2 años de media y que lograron normalizar su valores plasmáticos. El segundo grupo correspondió a 25.701 hombres de 66 años de edad en tratamiento con testosterona durante unos 4,6 años de media pero que no logró normalizar sus valores y el tercer grupo fue de 13.378 hombres de 66 años de media sin tratamiento con testosterona y que fueron vigilados durante 4,7 años. El grupo 1 tuvo una incidencia significativamente inferior al grupo 3 tanto de infarto de miocardio como de apoplejía y de cualquier orara causa de mortalidad. Igualmente el grupo 1 tuvo un incidencia significativamente inferior al grupo 2 de infarto de miocardio y apoplejía. Entre el grupo 2 y el grupo 3 no hubo diferencias significativas en la incidencia de infarto o apoplejía. Los autores concluyen que la normalización de los valores de testosterona en hombres sin antecedentes de enfermedad cardiovascular con niveles previos bajos tiene un efecto preventivo.
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Los representantes de la FDA (Food and Drug Administration) autores de este artículo animan a las empresas farmacéuticas productoras de testosterona a trabajar conjuntamente en un mismo ensayo clínico para clarificar el efecto de la testosterona a nivel cardiovascular. El incremento exponencial de pacientes usando testosterona por el hipogonadismo relacionado con el envejecimiento, muchos de ellos sin una valoración previa de sus niveles plasmáticos y los resultados contradictorios en algunos meta-análisis son los motivos principales para esta declaración.
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Se conoce la relación entre la depresión y el riesgo a desarrollar una demencia pero no los mecanismos que están involucrados en esta relación. Por otro lado se sabe que las personas con depresión presentan unos niveles matutinos altos de cortisol (hormona de estrés). El objetivo de este estudio es valorar la relación entre los niveles matutinos y vespertinos de cortisol en saliva (y su efecto) con el volumen cerebral y la función neurocognitiva en personas mayores sin demencia. Para ello se estudiaron 4.244 personas de 76 años de media a los que se les realizó una resonancia magnética cerebral, una batería de test neurocognitivos y una determinación de cortisol salival matutino y vespertino. Los valores más altos de cortisol vespertino se relacionaron con un menor volumen cerebral y una peor función cognitiva. Lo que no se sabe es si los niveles altos de cortisol producen la pérdida de masa cerebral o si la pérdida de masa cerebral debida al envejecimiento es la causante de unos niveles altos de cortisol vespertino. De cualquier manera los autores manifiestan que aunque este estudio no tiene una aplicación clínica directa, el estrés debe tratares en la medida de lo posible para disminuir los niveles de cortisol y por tanto probablemente conseguir cierto grado de neuroprotección.
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Los valores elevados de homocisteína se relacionan con daño cardiovascular, cerebral y osteoporosis. La principal causa de una elevación de la homocisteína es un déficit nutricional de vitaminas del grupo B y de folatos. El objetivo del presente estudio es valorar la relación entre los biomarcadores relativos al metabolismo de las vitaminas B, la densidad mineral ósea y el riesgo de fractura ósea. Para ello los autores recogieron los valores de la homocisteína y de la densidad mineral ósea de 2.806 mujeres participantes en el estudio NHANES entre 1999 y 2004 por toda la geografía de los EEUU, entre otros biomarcadores. Como conclusión del estudio se confirma que los niveles elevados de homocisteína se relacionan con la edad, con bajos niveles de vitamina B y menor densidad mineral ósea.
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El objetivo del presente estudio es evaluar el valor pronóstico a largo plazo de un resultado de Score Cálcico Coronario (SC) de “0” (cero) en individuos asintomáticos. Los estudios previos evidencian que un SC de cero es un factor pronóstico favorable a corto y medio plazo, pero no hay datos a largo plazo. Para ello los autores analizaron el SC y cualificaron el riesgo cardiovascular según la escala de Framingham de 9.715 individuos durante 14,6 años de media. De ellos 4.864 presentaron un SC de cero al comienzo del estudio y de éstos 229 murieron a lo largo de los 14,6 años. El análisis de los resultados aportó que cuando el “Framinghan Risk Scale” es bajo o intermedio, un SC de “0” resta un año en la edad cardiovascular a las persones entre 50 y 59 años, a los de 60-69 años les resta 10 años en la edad cardiovascular, a los de 70-79 años les resta 20 años y a los mayores de 80 años con SC de “0” les resta 30 años, es decir tienen una edad cardiovascular similar a la de una persona de 50 años. Todo esto independientemente del sexo. Los autores concluyen que el SC de cero en individuos con un riesgo cardiovascular bajo o intermedio, tiene un poderoso valor pronóstico (mayor que la escala Framinghan) de riego cardiovascular a 15 años vista independientemente de la edad y el sexo. Es más un SC de “0” en individuos con un alto factor de riesgo cardiovascular confiere una mayor supervivencia que tener un SC positivo (mayor de cero) aunque los factores de riesgo coronarios sean bajos o intermedios.
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