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Es presente estudio pretende analizar el riesgo de padecer cáncer en función del patrón de consumo de alcohol en hombres y mujeres no fumadores. Para ello se analizó de forma prospectiva el patrón de consumo de alcohol de 88.084 mujeres participantes en el Nurses´ Health Study desde 1980 y de 47.881 hombres participantes en el Health professionals Follow-up Study desde 1986 hasta 2010 en ambos casos y su correlación con la aparición de cualquier tipo de cáncer. El consumo leve-moderado de alcohol (menos de 30 g/día para hombres y < de 15 g/día para mujeres) se asocia con un mínimo incremento del riesgo a padecer cáncer. En el caso de los hombres que no fuman este incremento es casi nulo, sin embargo en el caso de las mujeres no fumadoras el aumento del riesgo de padecer cáncer espacialmente de mama es más evidente. No obstante estos resultados en artículo editorial de la misma revista en que se publica este estudio se recuerda que considerando todas las causas de mortalidad asociadas al alcohol y no sólamente el cáncer , el consumo de más de 10 g/día en las mujeres y de 20 g/día en los hombres a lo largo de la vida es inaceptable como un hábito voluntario de sociedades modernas. Nota: una lata de 33 cl de cerveza de 5º tiene 13 g de alcohol, un vaso de 100 ml de vino de 12º tiene 10 g de alcohol.

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El presente meta-análisis sobre cinco estudios de distintos tipos de dietas confirma que una comida rica en proteínas favorece la sensación de saciedad, lo cual podría ser beneficioso para mantener o perder peso. Las proteínas activan la liberación de la hormona de la saciedad, ya sean procedentes de los lácteos, huevos o de la soja. Una mayor saciedad puede contribuir a mejorar la calidad de vida, disminuyendo la desagradable sensación del apetito y promoviendo la realización de ingestas menos calóricas. Estos efectos son de relevancia a la hora de perder peso y/o mantener el peso perdido. Este efecto de la sensación de saciedad inducido por las proteínas no se había abordado sistemáticamente hasta la fecha. Los autores seleccionaron de las bases de datos científicas aquellas investigaciones que analizaban la ingesta de proteína oral de la dieta en humanos y que cuantificaban la sensación de saciedad. Fueron 28 los estudios que cumplieron estos criterios, pero solamente 5 de ellos, los que aportaban el área bajo la curva de saciedad entre las 2 y 4 horas después de la ingesta, se analizaron para el meta-análisis.

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En esta publicación se analiza el contenido de azúcares añadidos de 203 bebidas envasadas entre zumos de fruta (21), bebidas con sabor (158) y batidos (24) ofertados a los niños en el Reino Unido. Los autores de la Universidad de Liverpool cuantificaron la cantidad de azúcares añadidos por el fabricante (los que no son propios de la fruta) por cada 100 ml y por cada ración estándar de 200 ml de este tipo de bebidas presentes en las siete mayores cadenas de supermercados británicos. Se excluyeron del estudio las bebidas deportivas, refrescos soda, refrescos de té y otras bebidas energéticas refrescantes que no se oferten especialmente para los niños. La cantidad de azúcares añadidos osciló entre 0 y 16 g/100 mL, con una media de 7 g/100 mL. Los zumos de frutas tenían 10,7 g/100mL, los batidos 13 g/100 mL y las bebidas de sabor 5,6 g/100 mL. De los 203 productos, solo 63 eran “aptos” en contenido de azúcar por la agencia alimentaria responsable y 85 de ellos alcanzaban en un único envase las necesidades totales diarias de azúcar de un niño (19 g o 5 cucharillas de café). Los autores concluyen que las cantidades de azúcares añadidos de las bebidas envasadas ofertadas a los niños en el Reino Unido son inaceptables y recomiendan tomar la fruta entera o en zumo natural diluido con agua sin sobrepasar los 150 ml diarios.

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