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La población «supracentenaria» representa el exponente máximo de la longevidad. Estas personas se caracterizan por la tardía aparición en sus vidas (más de noventa años) de las enfermedades relacionadas con el envejecimiento, su discapacidad asociada y su irreversible proceso hacia la muerte. El estudio de los biomarcadores que caracterizan a esta población es de gran interés científico. El excepcional fenotipo de los «supracentenarios» está determinado tanto por factores ambientales como genéticos. En este estudio se comparan 62 variantes genéticas relacionadas con las enfermedades cardiometabólicas, el cáncer y la longevidad entre un grupo de supracentenarios españoles y los controles sanos del mismo origen étnico. El Score Genético (GC) de los supracentenarios mostró una menor predisposición a la hipertensión, el «riesgo global de cáncer» y de «otros tipos de cáncer», pero no observó diferencias en el resto de las variantes genéticas entre las que estaban las relacionadas con la enfermedad cardiovascular, trombosis-ictus, dislipemia, cáncer de pulmón, de mama o la longevidad extrema. En conclusión los factores ambientales (nutrición, estrés, ejercicio, control de biomarcadores…) determinan poderosamente la longevidad. Los programas Neolife de Age Management no tienen como objetivo principal el aumento de la esperanza de vida sino alargar una buena calidad de vida y retrasar la aparición de las enfermedades relacionadas con el envejecimiento a través de la intervención en los factores ambientales, sin embargo esta intervención es precisamente lo que caracteriza a la población «supracentenaria».

El objetivo de este estudio es estudiar los predictores de mortalidad en 498.103 individuos cuyos datos se encuentran recogidos en el UK Biobank (base de datos de biomarcadores del Reino Unido) durante un periodo de 5 años. Se estudiaron 655 parámetros relativos a la demografía, salud y estilos de vida y su relación con todas las causas de mortalidad y con 6 causas específicas de mortalidad por separado. Entre estos parámetros se encuentran datos como el número de coches en la familia, tabaquismo, si vives solo, diagnósticos de diabetes, cáncer o hipertensión, pulso…La edad media de la muestra estaba entre los 37 y 73 años el 54% eran mujeres. Durante los 5 años del estudio murieron 8.532 personas (39% mujeres). La autopercepción del propio estado de salud, el diagnóstico previo de un cáncer y el tabaco fueron los predictores mortalidad más importantes. De toda la información acumulada, los autores proponen un simple cuestionario online http://www.ubble.co.uk/ (para personas entre 40 y 70 años) de 13 preguntas para los hombres y 11 preguntas para las mujeres, cuyo algoritmo aporta el riesgo de morir en los próximos 5 años y la edad biológica en ese momento (UbbLE age; UK Biobank Longevity Explorer).

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Se conoce que el exceso de horas de trabajo puede aumentar el riesgo de enfermedad cardiovascular, pero hay poca e imprecisa evidencia científica y casi toda relacionada con la enfermadas coronaría. El presente meta-análisis tiene como objetivo afianzar la hipótesis del exceso de horas de trabajo como un factor de riesgo de enfermedad coronaria y accidente cerebrovascular. Para ello los autores analizaron 25 estudios europeos, americanos y australianos que acumulaban nada menos que 603.838 hombres y mujeres sin enfermedad coronaria y 528.838 hombres y mujeres sin antecedentes de accidente cerebrovascular (los estudios anteriores eran sobre 15.000 individuos, 40 veces inferiores al actual). El primer grupo fue seguido durante una media de de 8,5 años y el segundo durante 7,2 años. Una vez eliminado el impacto del sexo, la edad y estado socioeconómico se observó un claro aumento del riesgo relativo (RR de 1,33) de padecer un accidente cerebrovascular entre aquellas personas que trabajan más de 55 horas a la semana en relación a aquellas con una hornada laboral estándar de 35-40 horas semanales, sin embargo el aumento del riesgo de enfermedad coronaria no fue tan evidente. Entre los que trabajaban de 49 a 55 horas el aumento del riesgo relativo fue inferior de 1,27 y los que trabajaban de 41 a 48 horas el riesgo relativo fue escaso (RR 1,1) y similar al de los estudios previos. Los autores hipotetizan que el exceso de horas de trabajo se relaciona con situaciones de estrés, sedentarismo, alcohol, falta de sueño, sobrepeso, etc que serían los verdaderos causantes del aumento del riesgo cardiovascular.

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Las personas que entrenan regularmente presentan índices más bajos de discapacidad y una esperanza de vida media 7 años superior que la de sus coetáneos sedentarios. Sin embargo, existe un umbral máximo de seguridad en cuanto a la dosis de entrenamiento de resistencia, por encima del cual, los efectos nocivos de éste pueden superar a los beneficios. Las altas cargas de entrenamientos de resistencia durante mucho tiempo pueden producir una fibrosis del tejido miocárdico que desencadenen arritmias supra e infra-ventriculares, además de calcificaciones en las coronarias y rigidez de la pared de las grandes arterias. Los autores de este artículo proponen la realización del «score cálcico» en personas de más de 50 años que han entrenado y participado en deportes de resistencia como maratones, triatlones, ciclismo… como medida de screening. En Neolife somos pioneros en la realización del «score cálcico» en el diagnóstico precoz y la prevención de la enfermedad cardiovascular.
Se estima que al menos el 20% de la población adulta padece un episodio de depresión mayor a lo largo de su vida y su incidencia es el doble en mujeres que en hombres. Es preciso distinguir entre un estado de ánimo depresivo y una depresión clínica. El primero se caracteriza por una sensación de tristeza, desánimo e infelicidad mientras que una depresión clínica es un trastorno psiquiátrico en el que además de presentar el estado de ánimo depresivo se reconocen al menos 4 de los siguientes síntomas; pérdida de peso, alteración del sueño, agitación psicomotriz o, al contrario estado de letargo, cansancio profundo y pérdida de energía, sentimientos de culpabilidad, baja autoestima, dificultad para pensar y/o concentrarse y pensamientos relacionados con la muerte e incluso con el suicidio. El tratamiento clásico de la depresión es la farmacoterapia con antidepresivos tricíclicos, benzodiacepinas o combinaciones de ambos, sin embargo muchos pacientes no responden a estos tratamientos o presentan efectos secundarios indeseados. Por otra parte, la psicoterapia se ha mostrado efectiva en el tratamiento de la depresión a largo plazo. Los autores de este documento repasan todos los estudios científicos sobre el efecto del ejercicio físico en el tratamiento de la depresión, mostrándose éste tan eficaz como el tratamiento farmacológico o la psicoterapia.
Las personas con sobrepeso y/o obesidad presentan unos niveles de colesterol LDL oxidado elevados. Sin embargo, si estas personas están en buena forma física y presentan una buena capacidad cardiorrespiratoria y fuerza muscular su perfil de lípidos en sangre mejora y su riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares no es superior al de las personas en normopeso. Como dice el Profesor Steve Blair; «fat but fit», que podría traducirse como «gordo pero en forma». En Neolife medimos múltiples biomarcadores de salud y longevidad y entre ellos están la condición cardiorrespiratoria y la fuerza muscular. Somos conscientes de la importancia de los biomarcadores de la condición física que a menudo están por delante de otros como el colesterol o la tensión arterial.
El 80% de las personas que han perdido al menos un 10% de su peso con una dieta de adelgazamiento, no son capaces de mantener esta pérdida de peso al cabo de un año. Se considera exitoso un programa de pérdida de peso cuando al menos se es capaz de perder un 10% del peso corporal en un máximo de 6 meses y cuando al cabo de los dos años no se ha recuperado más de 3 kilos o 4 cm de perímetro de cintura. Los programas de pérdida de peso deben abordar 3 componentes; dieta, actividad física/ejercicio y modificación conductual. Las recomendaciones científicas sobre el tipo de ejercicio que debe hacerse para perder peso se centran en el ejercicio cardiovascular (más de 4 horas a la semana de intensidad moderada), sin embargo en las últimas publicaciones se empieza a hacer énfasis en la importancia del ejercicio de fuerza en los programas de pérdida de peso para prevenir la pérdida de masa libre de grasa (músculo) y para aumentar el metabolismo basal, lo cual evita el «efecto rebote» de la dieta. Los autores de este artículo proponen como la mejor opción de ejercicio físico para la pérdida de peso, la combinación de ejercicio cardiovascular y de fuerza. Los programas de Age Management de Neolife incorporan sistemáticamente el entrenamiento de la fuerza ya sea o no con el objetivo de perder peso.
La falta de tiempo, la dificultad para acceder a instalaciones deportivas, los viajes frecuentes y en general el ritmo de vida ajetreado, suponen un importante obstáculo para la constancia en la práctica de ejercicio físico. En el presente artículo los autores presentan y argumentan científicamente la utilidad de una simple rutina de ejercicio de alta intensidad que puede ser realizada en cualquier lugar, sin material deportivo específico y en muy poco tiempo.
El entrenamiento extremo de resistencia puede producir alteraciones agudas y crónicas en el corazón del deportista cuyas consecuencias clínicas deben ser estudiadas con mayor profundidad a criterio del autor.

A menudo se especula sobre la longevidad de los deportistas de élite en relación con sus coetáneos de la población general. En este estudio se analiza este aspecto. Para ello los autores recogieron la información disponible de 15.174 medallistas olímpicos de nueve países que ganaron sus medallas entre 1896 y 2010 y los compararon con la población general de su sexo, edad, año de nacimiento y país de residencia. En 8 de los 9 países los deportistas de élite presentaron una esperanza de vida superior a sus coetáneos control. En general la esperanza de vida fue 2,8 años superior en los deportistas. El hecho de que la medalla fuera de oro, plata o bronce no aportó ninguna deferencia en la esperanza de vida, sin embargo aquellos campeones de los deportes de resistencia tenían una mayor longevidad que los de deportes de potencia. Las posibles explicaciones de esta mayor longevidad pueden ser factores genéticos, mayor actividad física a lo largo de toda la vida, hábitos de vida saludables en cuanto a nutrición, tabaco y alcohol y mejor estatus socioeconómico.

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Es presente estudio pretende analizar el riesgo de padecer cáncer en función del patrón de consumo de alcohol en hombres y mujeres no fumadores. Para ello se analizó de forma prospectiva el patrón de consumo de alcohol de 88.084 mujeres participantes en el Nurses´ Health Study desde 1980 y de 47.881 hombres participantes en el Health professionals Follow-up Study desde 1986 hasta 2010 en ambos casos y su correlación con la aparición de cualquier tipo de cáncer. El consumo leve-moderado de alcohol (menos de 30 g/día para hombres y < de 15 g/día para mujeres) se asocia con un mínimo incremento del riesgo a padecer cáncer. En el caso de los hombres que no fuman este incremento es casi nulo, sin embargo en el caso de las mujeres no fumadoras el aumento del riesgo de padecer cáncer espacialmente de mama es más evidente. No obstante estos resultados en artículo editorial de la misma revista en que se publica este estudio se recuerda que considerando todas las causas de mortalidad asociadas al alcohol y no sólamente el cáncer , el consumo de más de 10 g/día en las mujeres y de 20 g/día en los hombres a lo largo de la vida es inaceptable como un hábito voluntario de sociedades modernas. Nota: una lata de 33 cl de cerveza de 5º tiene 13 g de alcohol, un vaso de 100 ml de vino de 12º tiene 10 g de alcohol.

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El presente meta-análisis sobre cinco estudios de distintos tipos de dietas confirma que una comida rica en proteínas favorece la sensación de saciedad, lo cual podría ser beneficioso para mantener o perder peso. Las proteínas activan la liberación de la hormona de la saciedad, ya sean procedentes de los lácteos, huevos o de la soja. Una mayor saciedad puede contribuir a mejorar la calidad de vida, disminuyendo la desagradable sensación del apetito y promoviendo la realización de ingestas menos calóricas. Estos efectos son de relevancia a la hora de perder peso y/o mantener el peso perdido. Este efecto de la sensación de saciedad inducido por las proteínas no se había abordado sistemáticamente hasta la fecha. Los autores seleccionaron de las bases de datos científicas aquellas investigaciones que analizaban la ingesta de proteína oral de la dieta en humanos y que cuantificaban la sensación de saciedad. Fueron 28 los estudios que cumplieron estos criterios, pero solamente 5 de ellos, los que aportaban el área bajo la curva de saciedad entre las 2 y 4 horas después de la ingesta, se analizaron para el meta-análisis.

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En esta publicación se analiza el contenido de azúcares añadidos de 203 bebidas envasadas entre zumos de fruta (21), bebidas con sabor (158) y batidos (24) ofertados a los niños en el Reino Unido. Los autores de la Universidad de Liverpool cuantificaron la cantidad de azúcares añadidos por el fabricante (los que no son propios de la fruta) por cada 100 ml y por cada ración estándar de 200 ml de este tipo de bebidas presentes en las siete mayores cadenas de supermercados británicos. Se excluyeron del estudio las bebidas deportivas, refrescos soda, refrescos de té y otras bebidas energéticas refrescantes que no se oferten especialmente para los niños. La cantidad de azúcares añadidos osciló entre 0 y 16 g/100 mL, con una media de 7 g/100 mL. Los zumos de frutas tenían 10,7 g/100mL, los batidos 13 g/100 mL y las bebidas de sabor 5,6 g/100 mL. De los 203 productos, solo 63 eran “aptos” en contenido de azúcar por la agencia alimentaria responsable y 85 de ellos alcanzaban en un único envase las necesidades totales diarias de azúcar de un niño (19 g o 5 cucharillas de café). Los autores concluyen que las cantidades de azúcares añadidos de las bebidas envasadas ofertadas a los niños en el Reino Unido son inaceptables y recomiendan tomar la fruta entera o en zumo natural diluido con agua sin sobrepasar los 150 ml diarios.

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A partir de los 30 años las pérdida de masa muscular en hombres y mujeres es de un 3-8% por década y sube a un 5-10% a partir de los 50 años, esta circunstancia es parte del proceso de envejecimiento y se asocia a una disminución del metabolismo basal, un incremento del tejido graso, una pérdida de capacidad funcional y a una mayor incidencia de las enfermedades relacionadas con el envejecimiento (diabetes, enfermedad cardiovascular, osteoporosis, depresión…). Solamente un 3,5% de la población adulta norteamericana cumple con los mínimos de actividad física recomendada por las asociaciones científicas. El entrenamiento de la fuerza a cualquier edad es esencial para preservar la masa muscular y prevenir las alteraciones anteriormente mencionadas. Sin embargo, los autores recomiendan la ingesta de proteína con o sin carbohidratos justo antes y/o después de este entrenamiento para garantizar la síntesis de masa muscular en unas dosis de 0,5 g de proteína y 1 g de carbohidratos por kilo de peso corporal.

En este estudio los autores analizan los efectos de la drástica caída del uso de terapia hormonal sustitutiva en mujeres de 50 a 59 años histerectomizadas (sin útero), como consecuencia de la alarme suscitada en 2002 al publicarse los primeros resultados del estudio WHI («Women’s Health Initiative»). Sus conclusiones son alarmantes al observar que al menos 18601 y como máximo 91610 mujeres de entre 50 y 59 años, histerectomizadas que participaron en el estudio WHI y que dejaron de usar o no comenzaron el uso de terapia hormonal sustitutiva murieron prematuramente debido a esta circunstancia. En conclusión, la terapia hormonal sustitutiva en mujeres jóvenes post-menopáusicas se asocia con una reducción de todas las causas de mortalidad y deberían revisarse urgentemente los consejos por parte de los médicos y en relación a estos tratamientos en este grupo de mujeres.

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Existen evidencias científicas de los efectos anticancerosos de los ácidos grasos omega 3 EPA y DHA. Los autores de este estudio, publicado en la prestigiosa revista Gut, utilizaron las bases de datos del Nurses´Health Study y del Professionals Follow-up Study para evaluar la mortalidad por cualquier causa y como consecuencia del cáncer de colon en una muestra de 1.659 pacientes diagnosticados de cáncer de colon, según su ingesta de ácidos grasos omega 3 antes y después del diagnóstico del cáncer. Se observó que aquellos pacientes con una mayor ingesta de omega 3 tenían una menor mortalidad producida por el propio cáncer de colon. Loa pacientes con ingestas diarias inferiores a 100 mg de omega 3 tenían una mortalidad por el propio cáncer un 41% superior a los que tomaban más de 300 mg diarios. Además se vio que los pacientes que tras el diagnóstico del cáncer incrementaron su ingesta de omega 3 en al menos 150 mg presentaron una reducción de su mortalidad de un 70% con respecto a los que mantuvieron su ingesta en los mismos niveles anteriores al diagnóstico.
En el año 2002 se produjo un antes y un después de la terapia hormonal sustitutiva en mujeres post-menopáusicas. En aquel entonces la alarma producida por la publicación de los resultados iniciales del famoso WHI (Women´s Health Initiative) tanto en el entorno científico como en los medios de comunicación en general, desembocó en una masiva retirada de la terapia hormonal sustitutiva en las mujeres post-menopáusicas en todo el mundo. Desde hace bastantes años la comunidad científica ha puesto en duda la interpretación de aquellos resultados y la alarma producida de forma injustificada. En este artículo los autores revisan el estado de la ciencia en lo relativo a este tema en 2013 y revelan que la terapia hormonal sustitutiva adecuadamente prescrita en las mujeres post-menopáusicas más jóvenes aporta un balance riesgo/beneficio muy beneficioso, exactamente lo mismo que se pensaba antes del 2002. Así mismo argumentan que la mala interpretación de los resultados del WHI en 2002 ha provocado que durante 10 años millones de mujeres post-menopáusicas no solo no se hayan beneficiado de la terapia hormonal sustitutiva sino que han empeorado su salud y calidad de vida (mayor incidencia de enfermedad cardiovascular, trombosis, demencia, cáncer de mama, fracturas óseas por osteoporosis, divorcios, muerte…). La terapia de reemplazo hormonal es uno de los pilares principales de los Programas Neolife de Age Management.

El objetivo de este estudio es determinar si existe una correlación entre la normalización de los niveles de testosterona mediante la terapia de reemplazo hormonal en hombres sin antecedentes de infarto de miocardio e ictus y la incidencia de enfermedades cardiovasculares y otras causas de mortalidad. Se trata de un meta-analisis que analiza de forma retrospectiva a 83.100 hombres adultos con valores conocidos de sus niveles plasmáticos de testosterona total. Se subdividieron en 3 grupos. El primer grupo correspondió a 43.931 hombres de 66 años de edad media en tratamiento con testosterona durante 6,2 años de media y que lograron normalizar su valores plasmáticos. El segundo grupo correspondió a 25.701 hombres de 66 años de edad en tratamiento con testosterona durante unos 4,6 años de media pero que no logró normalizar sus valores y el tercer grupo fue de 13.378 hombres de 66 años de media sin tratamiento con testosterona y que fueron vigilados durante 4,7 años. El grupo 1 tuvo una incidencia significativamente inferior al grupo 3 tanto de infarto de miocardio como de apoplejía y de cualquier orara causa de mortalidad. Igualmente el grupo 1 tuvo un incidencia significativamente inferior al grupo 2 de infarto de miocardio y apoplejía. Entre el grupo 2 y el grupo 3 no hubo diferencias significativas en la incidencia de infarto o apoplejía. Los autores concluyen que la normalización de los valores de testosterona en hombres sin antecedentes de enfermedad cardiovascular con niveles previos bajos tiene un efecto preventivo.

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Los representantes de la FDA (Food and Drug Administration) autores de este artículo animan a las empresas farmacéuticas productoras de testosterona a trabajar conjuntamente en un mismo ensayo clínico para clarificar el efecto de la testosterona a nivel cardiovascular. El incremento exponencial de pacientes usando testosterona por el hipogonadismo relacionado con el envejecimiento, muchos de ellos sin una valoración previa de sus niveles plasmáticos y los resultados contradictorios en algunos meta-análisis son los motivos principales para esta declaración.

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Se conoce la relación entre la depresión y el riesgo a desarrollar una demencia pero no los mecanismos que están involucrados en esta relación. Por otro lado se sabe que las personas con depresión presentan unos niveles matutinos altos de cortisol (hormona de estrés). El objetivo de este estudio es valorar la relación entre los niveles matutinos y vespertinos de cortisol en saliva (y su efecto) con el volumen cerebral y la función neurocognitiva en personas mayores sin demencia. Para ello se estudiaron 4.244 personas de 76 años de media a los que se les realizó una resonancia magnética cerebral, una batería de test neurocognitivos y una determinación de cortisol salival matutino y vespertino. Los valores más altos de cortisol vespertino se relacionaron con un menor volumen cerebral y una peor función cognitiva. Lo que no se sabe es si los niveles altos de cortisol producen la pérdida de masa cerebral o si la pérdida de masa cerebral debida al envejecimiento es la causante de unos niveles altos de cortisol vespertino. De cualquier manera los autores manifiestan que aunque este estudio no tiene una aplicación clínica directa, el estrés debe tratares en la medida de lo posible para disminuir los niveles de cortisol y por tanto probablemente conseguir cierto grado de neuroprotección.

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Se trata de un ensayo clínico aleatorio, controlado y doble ciego cuyo objetivo es determinar el efecto de la administración de testosterona en hombres ancianos con bajos niveles de testosterona en la progresión de su arteriosclerosis subclínica. Se estudiaron 308 hombres de más de 60 años con valores plasmáticos bajos de testosterona total.
Es conocido que los síntomas vasomotores de la menopausia como los sofocos y los sudores nocturnos se asocian al índice de masa corporal, la etnia-raza, la ansiedad, la depresión, el tabaquismo y el bajo nivel educacional, pero hasta el momento nadie había encontrado una base genética para esta sintomatología. En el presente estudio los autores han descubierto una fuerte correlación entre la probabilidad de padecer los síntomas vasomotores de la menopausia y una variación genética (SNPs) en el locus del receptor 3 de la tachykinina (TACR3), en el cromosoma 4. Este estudio se ha realizado sobre las muestras recogidas de 17.695 mujeres de entre 50 y 79 años, en 40 centros de salud de los EEUU, que no hubieran sido tratadas con terapia hormonal, para evitar el enmascaramiento de los síntomas por el tratamiento. Por un lado, se determinó, mediante un cuestionario, que el 63% de las mujeres estudiadas presentaban síntomas vasomotores. Por otro lado, se analizaron más de 11 millones de SNPs y se llegó a la conclusión que 14 de ellos están significativamente asociados a los síntomas vasomotores de la menopausia. Todos estos polimorfismos se localizaron en el gen TACR3 del cromosoma 4. Esta base genética para sufrir los síntomas vasomotores de la menopausia es independiente de la raza (se da en todas ellas), lo cual hace pensar que la mutación es muy antigua. Las bases biológicas responsables de los sofocos y sudores nocturnos de las mujeres menopáusicas no son del todo conocidas y los avances en su conocimiento aportarán nuevas terapias para su tratamiento (quizás de tipo genético) en un futuro.

Los valores elevados de homocisteína se relacionan con daño cardiovascular, cerebral y osteoporosis. La principal causa de una elevación de la homocisteína es un déficit nutricional de vitaminas del grupo B y de folatos. El objetivo del presente estudio es valorar la relación entre los biomarcadores relativos al metabolismo de las vitaminas B, la densidad mineral ósea y el riesgo de fractura ósea. Para ello los autores recogieron los valores de la homocisteína y de la densidad mineral ósea de 2.806 mujeres participantes en el estudio NHANES entre 1999 y 2004 por toda la geografía de los EEUU, entre otros biomarcadores. Como conclusión del estudio se confirma que los niveles elevados de homocisteína se relacionan con la edad, con bajos niveles de vitamina B y menor densidad mineral ósea.

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El objetivo del presente estudio es evaluar el valor pronóstico a largo plazo de un resultado de Score Cálcico Coronario (SC) de “0” (cero) en individuos asintomáticos. Los estudios previos evidencian que un SC de cero es un factor pronóstico favorable a corto y medio plazo, pero no hay datos a largo plazo. Para ello los autores analizaron el SC y cualificaron el riesgo cardiovascular según la escala de Framingham de 9.715 individuos durante 14,6 años de media. De ellos 4.864 presentaron un SC de cero al comienzo del estudio y de éstos 229 murieron a lo largo de los 14,6 años. El análisis de los resultados aportó que cuando el “Framinghan Risk Scale” es bajo o intermedio, un SC de “0” resta un año en la edad cardiovascular a las persones entre 50 y 59 años, a los de 60-69 años les resta 10 años en la edad cardiovascular, a los de 70-79 años les resta 20 años y a los mayores de 80 años con SC de “0” les resta 30 años, es decir tienen una edad cardiovascular similar a la de una persona de 50 años. Todo esto independientemente del sexo. Los autores concluyen que el SC de cero en individuos con un riesgo cardiovascular bajo o intermedio, tiene un poderoso valor pronóstico (mayor que la escala Framinghan) de riego cardiovascular a 15 años vista independientemente de la edad y el sexo. Es más un SC de “0” en individuos con un alto factor de riesgo cardiovascular confiere una mayor supervivencia que tener un SC positivo (mayor de cero) aunque los factores de riesgo coronarios sean bajos o intermedios.

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