El ejercicio y su relación con la prevención

Área de Deporte y Ejercicio de Neolife


Según múltiples estudios médicos y científicos, se puede afirmar que la actividad física se asocia directamente con una disminución de la probabilidad de padecer cáncer.

Evidencias científicas sitúan la prevalencia de no padecer cáncer – si se sigue un programa de ejercicio continuo – entre el 40 y 50%, cifras que son relativamente altas. Adicionalmente, los efectos adversos del tratamiento del cáncer, tales como la pérdida y atrofia muscular, disminución de la función física, depresión, cambios corporales… mejoran con la práctica del ejercicio.

Al menos un tercio de las muertes por cáncer podrían prevenirse, siendo uno de los pilares básicos la realización de actividad física. Hacer ejercicio físico regularmente y acompañarlo de una dieta saludable reduce considerablemente el riesgo de padecer cáncer.

Entre los riesgos ambientales más importantes se encuentran: un índice de masa corporal elevado, la ingesta reducida de frutas y verduras, falta de actividad física, consumo de tabaco y consumo de alcohol.

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Un estudio publicado recientemente sobre la relación de un ejercicio regular con el cáncer de mama (1) en materia de prevención demuestra una disminución del número de muertes en personas que padecen cáncer de mama -entre el 50%-53%- comparado con una población sedentaria. Además expone los beneficios psíquicos y psicológicos que el ejercicio aporta a estas personas, la relación con una disminución de la fatiga y un aumento de la función inmunitaria. En definitiva, una mejor calidad de vida.

Otro estudio demostraba la relación que existía entre la práctica de ejercicio y la aparición del cáncer de próstata (2), describiendo también al ejercicio como ese tratamiento no farmacológico en la rehabilitación de pacientes con cáncer.

Según tercer estudio publicado por la Universidad de Navarra afirma que la actividad física se asocia a una disminución de padecer cáncer (3). Por ejemplo, en el cáncer de colon existen evidencias científicas que sitúan la prevalencia de no padecer cáncer de colon si se sigue un programa de ejercicio entre el 40 y 50%, cifras relativamente altas. A su vez muestra una disminución del número de personas que padece cáncer de mama y realizan a su vez actividad física, pero no tan evidentes como las cifras anteriores. No obstante, hablan de una actividad física realizada en la edad adulta y no tanto en edades tempranas.

Si algo caracteriza al cáncer son los efectos adversos de su tratamiento, tales como la pérdida y atrofia muscular, disminución de la función física, depresión, cambios corporales… que condicionan un aumento de la fatiga, afectando incluso a la realización de actividades de la vida diaria. Con estos síntomas, muchas son las personas que se preguntan si existen beneficios con la realización de ejercicio en el tratamiento contra el cáncer e, incluso, se plantean la pregunta: “¿cómo voy a hacer ejercicio, si no tengo fuerzas?”.

La realización de ejercicio continuado disminuye estos efectos secundarios tan temidos en el tratamiento del cáncer, o lo que es lo mismo, aumenta la función física y psicológica, la fuerza y la resistencia muscular, disminuye la fatiga, etc.

Son diversos los estudios publicados por el Colegio Americano de Medicina del Deporte (ACSM), la institución más importante a nivel mundial de medicina deportiva, donde se investiga la relación entre cáncer y ejercicio.

Uno de estos estudios analizó directamente la reducción de la fatiga en mujeres con cáncer de mama en tratamiento con quimioterapia (4). Este estudio demostró que la realización de ejercicio constante produce una reducción del nivel de fatiga y un aumento de la capacidad física, que es mayor en relación a la intensidad del ejercicio y el consumo de calorías. Es decir, el beneficio que el ejercicio aporta en el paciente oncológico es mayor si este es de duración corta y de intensidad moderada.

Otro de los estudios hacía especial hincapié en la realización de un entrenamiento de resistencia (ER), basado en ejercicios de fuerza que podemos realizar en el gimnasio o, incluso, en nuestra propia casa (5). Este tipo entrenamiento, realizado en pacientes con cáncer, demostraba un aumento de la fuerza muscular en miembros superiores e inferiores y una disminución de la grasa corporal. A su vez producía un aumento de la densidad ósea y una mejora del dolor y del rango de movimiento, sobre todo en pacientes con cáncer de cabeza, de cuello y de mama. También mostraba efectos beneficiosos a nivel de reducción de la fatiga.

Según este estudio, la frecuencia óptima en la realización de este entrenamiento es de 2 veces por semana con una carga inferior al 75% de la fuerza máxima.

Un período de inactividad después del tratamiento del cáncer disminuye la función cardiorrespiratoria, aumenta la atrofia muscular (ya de por sí, en un adulto sedentario que no realice actividad física, la masa muscular disminuye de un 5 a un 10% por década una vez pasados los 50 años, o lo que es lo mismo, 0,4 kg/año), aumenta el riesgo cardiovascular y produce alteraciones en el metabolismo de la glucosa (diabetes) y en el sistema digestivo.

Sin embargo, todavía no se ha establecido una pauta de ejercicios para los pacientes con cáncer, puesto que un programa completo deber ser personal y combinar ejercicios aeróbicos, entrenamiento de resistencia y ejercicios de flexibilidad.


BIBLIOGRAFÍA

(1) Konstantinos A, Martin MD, Savas P. Exercise in the prevention and rehabilitation of breast cancer. Wiener klinische Wochenschrift. June 2013, Vol. 125, Issue 11-12, pp 297-301.

(2) Zaslau S, Jansen R, Riggs DR, Jackson BJ, Bryner RW. Possible prevention and treatment of prostate cancer by exercise. The West Virginia medical journal. 2012 May-Jun; 108(3):42-7.

(3) Varo JJ, Martínez JA, Martínez-González MA. Beneficios de la actividad física y riesgos del sedentarismo. Medicina Clínica. 2003. Vol. 121. 655-72

(4) Schwartz AL, Mori M, Gao. R, Nail. LM, King. ME. Exercise reduces daily fatigue in women with breast cancer receiving chemotherapy. Medicine & Science in Sports & Exercice. 2001; Vol. 33, No. 5: 718-723.

(5) Strasser B, Steindorf K, Wiskemann J, Ulrich CM. Impact of Resistance Training in Cancer Survivors: A Meta – Analysis.  Medicine & Science in Sports & Exercice.