Un reciente estudio podría explicar la significativa asociación que existe entre la depresión, las enfermedades vasculares y el cáncer.
Por primera vez, se demuestra científicamente la relación que existe entre el estrés oxidativo y la depresión. A la luz de estas evidencias científicas, se puede pensar que el balance del estrés oxidativo y la optimización de la función antioxidante podrían convertirse en aliados para el tratamiento convencional de la depresión.
Dirección médica de Neolife
La depresión: una enfermedad sistémica y no una entidad aislada.
El Trastorno Depresivo Mayor es una de las enfermedades mentales más prevalentes en el mundo occidental y se convertirá́, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en la segunda causa de discapacidad en el mundo (después de la enfermedad coronaria) en el año 2020. Actualmente, entre un cuarto y un tercio de las consultas primarias corresponden a trastornos depresivos o de ansiedad y estudios epidemiológicos reflejan que el 14% de la población sufre algún tipo de depresión y que el 3% requiere atención médica especializada.
Cada vez son más los profesionales que abogan por una etiología multifactorial de la depresión con implicaciones sistémicas y, con ello, un abordaje integral en el tratamiento, dejando a un lado el reduccionismo al que han tendido las especialidades médicas en los últimos años. Existen estudios que señalan vías patológicas comunes entre el trastorno depresivo y otras enfermedades sistémicas como las enfermedades cardiovasculares, donde el papel de la inflamación o la disfunción endotelial han sido demostradas.
Y recientemente la ciencia ha dado un paso más en relación a la dimensión sistémica del trastorno depresivo, sumando el papel del estrés oxidativo en esta entidad. Eso ha sido posible gracias a las conclusiones de un estudio realizado en la Universidad de Granada, donde sugieren que el estrés oxidativo tiene influencia en la depresión y que la actividad antidepresiva puede ser mediada a través de la mejora de la función estrés oxidativo / antioxidante.
La primera autora del trabajo es Sara Jiménez Fernández, estudiante de doctorado en la UGR y psiquiatra de la Unidad de Salud Mental Infanto-Juvenil del Complejo Hospitalario de Jaén, y como coautores figuran los profesores de Psiquiatría de la UGR Manuel Gurpegui Fernández de Legaria y Francisco Díaz Atienza, en colaboración con, entre otros, Christoph Correll, del Hospital Zucker Hillside, de Nueva York (Estados Unidos).
La investigación supone un meta-análisis de 29 estudios donde se compararon los marcadores antioxidantes y de estrés oxidativo de personas con depresión, con los de controles sanos antes y después del tratamiento con antidepresivos. En total se incluyeron 3.961 personas. Este estudio representa el primer trabajo detallado de estas características que se publica en el mundo. Los científicos han podido comprobar que, tras el tratamiento farmacológico convencional de una depresión, los biomarcadores de estrés oxidativo se normalizan, además de mejorar los niveles de antioxidantes endógenos.
Los resultados de este trabajo han sido publicados en la prestigiosa revista Journal of Clinical Psychiatry, una de las de más alto impacto en el ámbito de Psiquiatría. Este estudio sugiere la posibilidad de extender al campo del tratamiento de la depresión, el manejo del estrés oxidativo y de la inflamación de modo coadyuvante.
La Medicina Preventiva Antiaging evalúa el estado del estrés oxidativo, corrigiendo sus niveles mediante melatonina, antioxidantes y suplementación nutricional.
La melatonina deriva de la serotonina y, además de ser conocida como “la hormona del sueño”, es un excelente antioxidante que aumenta la expresión y actividad de los demás sistemas enzimáticos de defensa antioxidante, como la superóxido dismutasa, la glutatión peroxidada y la reductasa, entre otros. Se puede decir que pone en marcha la “cascada antioxidante”.
Además de esta importante capacidad, se están analizando las propiedades de esta hormona en la neurogénesis, donde ya se han obtenido los primeros resultados significativos que confirman su papel en la formación de nuevas neuronas en el cerebro del adulto. Al disminuir la melatonina con la edad, su efecto sobre la neurogénesis también va desapareciendo, lo que representa otro motivo más para restituir los niveles de melatonina que perdemos por el hecho de cumplir años.
A la luz de estas evidencias científicas, se puede pensar que el balance del estrés oxidativo y la preservación y optimización de la función antioxidante son estrategias prometedoras para el cuidado del estado de ánimo y su repercusión sistémica, pudiendo convertirse en un aliado en el tratamiento convencional de la depresión.
BIBLIOGRAFÍA
(1) Jiménez-Fernández S, Gurpegui M, Díaz-Atienza F, Pérez-Costillas L, Gerstenberg M, Correll CU. Oxidative stress and antioxidant parameters in patients with major depressive disorder compared to healthy controls before and after antidepressant treatment: results from a meta-analysis. J Clin Psychiatry. 2015 Dec;76(12):1658-67.
doi: 10.4088/JCP.14r09179. PubMed PMID: 26579881.
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/26579881
(2) Peveler R, Carson A, Rodin G. Depression in medical patients. BMJ. 2002 Jul 20;325(7356):149-52. Review. PubMed PMID: 12130614; PubMed Central PMCID: PMC1123674.
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/12130614
(3) Acuña-Castroviejo D, Khaldy H, Bikjdaouene L, León J, Martín M, Escames G. Melatonina, ritmos circadianos y psiquiatría. In: Pallardó F, editor. Depresión. Estado Actual. 1 ed. Valencia (España): Artes Gráficas; 2002. p. 21-52
(4) Srinivasan V, Pandi-Perumal SR, Trakht I, Spence DW, Hardeland R, Poeggeler B, Cardinali DP. Pathophysiology of depression: role of sleep and the melatonergic system. Psychiatry Res. 2009 Feb 28;165(3):201-14. doi: 10.1016/j.psychres.2007.11.020. Epub 2009 Feb 1. Review. PubMed PMID: 19181389.