Testosterona mujeres

Testosterona: sus beneficios para la mujer, tanto o más que para el hombre


La testosterona es la hormona biológicamente activa más abundante en las mujeres y desempeña un papel crucial en la salud física, mental y sexual.

Uno de los mitos más persistentes es que la testosterona aumenta el riesgo de cáncer de mama. Sin embargo, la evidencia sugiere todo lo contrario. La terapia con testosterona ha demostrado ser eficaz incluso en pacientes con cáncer de mama avanzado o metástasis. 

Dr. Alfonso Galán – Equipo Médico Neolife


Diversos estudios observacionales y clínicos han demostrado que la testosterona puede desempeñar, en realidad, un papel protector contra el cáncer de mama.

La testosterona ha sido considerada durante mucho tiempo una hormona exclusivamente masculina, pero su papel en la salud de las mujeres está ganando cada vez más atención. La evidencia acumulada durante décadas respalda que la testosterona es la hormona biológicamente activa más abundante en las mujeres y desempeña un papel crucial en la salud física, mental y sexual.

Un hecho interesante es que el gen que codifica el receptor androgénico -al que se debe unir la testosterona para hacer su función- está localizado en el cromosoma X, lo que refuerza la relevancia de los andrógenos en la biología femenina (recordad, las mujeres son XX y los hombres somos XY). A pesar de esto, el uso de terapia con testosterona en mujeres ha sido objeto de controversia, especialmente en lo que respecta a su seguridad y su relación con el riesgo de cáncer, particularmente cáncer de mama.

testosterona en mujeres

Las siguientes líneas tienen como objetivo profundizar en los beneficios de la testosterona en las mujeres, subrayar su importancia para la salud y disipar mitos sobre su seguridad. Además, se analizará el uso de testosterona como terapia en mujeres con y sin cáncer de mama, basándose en estudios clínicos, revisiones y datos empíricos acumulados.

El rol de la testosterona en las mujeres: producción y funciones fisiológicas

La testosterona en mujeres se produce en los ovarios, las glándulas suprarrenales y localmente en los tejidos a partir de precursores androgénicos como la dehidroepiandrosterona (DHEA) y la androstenediona. La testosterona tiene un efecto directo en los receptores androgénicos (AR) de todos los sistemas principales del cuerpo, incluyendo el sistema cardiovascular, musculoesquelético, nervioso y endocrino.

Estudios han demostrado que las mujeres tienen niveles de testosterona 10 a 15 veces más altos que los niveles de estradiol durante su vida, lo que resalta la importancia de esta hormona para el equilibrio hormonal general. La testosterona es fundamental para la función inmunológica, la salud ósea, la masa muscular, la salud mental y la libido.

Beneficios clave

  1. Salud física y mental
    • Mejora la densidad ósea y previene la aparición de osteoporosis.
    • Incrementa la masa muscular y fuerza.
    • Mejora la energía y reduce la fatiga.
    • Mejora la salud cardiovascular, reduciendo el riesgo de padecer enfermedades como infartos o Ictus.
    • Tiene efectos positivos en el estado de ánimo, reduciendo la ansiedad y la depresión.
    • Disminuye del riesgo de diabetes tipo 2 y mejora en la sensibilidad a la insulina.
    • Reduce del riesgo de enfermedades autoinmunes y mejora la respuesta inflamatoria.
  2. Función sexual y calidad de vida
    • Aumenta el deseo sexual y la satisfacción con las relaciones.
    • Reduce la sequedad vaginal y la dispareunia (término que usamos los médicos para referirnos al dolor durante el coito).
    • Mejora los síntomas de menopausia, como los sofocos y la incontinencia urinaria.
    • Aumenta la lubricación natural y reduce la incidencia de infecciones vaginales.
  3. Efectos neuroprotectores
    • La testosterona ha demostrado tener efectos neuroprotectores, ayudando a prevenir el deterioro cognitivo y enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer.
    • Mejora la memoria y funciones cognitivas.
    • Reduce síntomas de depresión y ansiedad crónica.
  4. Reducción de migrañas y dolor crónico
    • Un hallazgo significativo en la práctica clínica ha sido la reducción de migrañas y dolores musculares con la terapia con testosterona.
    • Disminuye la clínica asociada a cuadros como la fibromialgia y otros síndromes de dolor crónico.
  5. Metabolismo y pérdida de peso
    • Mejora el metabolismo basal, facilitando la pérdida de grasa corporal.
    • Aumenta la masa magra y reduce el acúmulo de grasa abdominal.

Hablemos de seguridad y mitos:

Testosterona y cáncer de mama

Uno de los mitos más persistentes es que la testosterona aumenta el riesgo de cáncer de mama. Sin embargo, la evidencia sugiere todo lo contrario. Diversos estudios observacionales y clínicos han demostrado que la testosterona puede desempeñar, en realidad, un papel protector contra el cáncer de mama.

Evidencia científica:

  1. Estudios observacionales y ensayos clínicos:
    • Un estudio de cohortes de 10 años que incluyó a 1.267 mujeres tratadas con implantes de testosterona reveló una menor incidencia de cáncer de mama invasivo (165 por 100,000 años-persona) en comparación con la tasa esperada (271 por 100.000 años-persona).
    • Otro estudio reportó que la administración de testosterona en combinación con inhibidores de aromatasa (fármacos que bloquean la posible conversión de testosterona en estrógeno) redujo significativamente las recurrencias de cáncer de mama en mujeres con antecedentes de la enfermedad.
  2. Mecanismos de protección:
    • La testosterona actúa como un antagonista del estrógeno, inhibiendo la proliferación de células mamarias y previniendo la oncogénesis. La testosterona además limita la conversión de andrógenos a estrógenos mediante la inhibición de la aromatasa.
    • Reducción de la inflamación crónica, un factor clave en la progresión del cáncer.
  3. Uso de pacientes con cáncer de mama:
    • La terapia combinada de testosterona con inhibidores de aromatasa (IA) se ha utilizado con éxito en pacientes con cáncer de mama con receptores estrogénicos positivos. Esta combinación no solo reduce los síntomas de deficiencia hormonal sino que también disminuye el riesgo de recurrencia.
    • Los pacientes han reportado una mejor calidad de vida y una disminución en los efectos secundarios de tratamientos convencionales.

Testosterona y tumores avanzados

La terapia con testosterona ha demostrado ser eficaz incluso en pacientes con cáncer de mama avanzado o metástasis. En varios estudios de casos, la combinación de testosterona con letrozol (otro inhibidor de aromatasa) resultó en la reducción significativa del tamaño tumoral e incluso en respuestas clínicas completas.

Mitos y realidades sobre la testosterona

  1. “La testosterona masculiniza a las mujeres”: los efectos androgénicos, como el crecimiento de vello facial, son dosis-dependientes y reversibles. Este es un fenómeno muy asociado a susceptibilidad individual y la presencia -con diversos grados de penetrancia- de un síndrome de ovario poliquístico -SOP- (del que hablaremos en su momento en profundidad). La terapia con testosterona, en dosis controladas, no produce efectos de masculinización en la mayoría de las mujeres. Además, estudios recientes han demostrado que la testosterona no provoca cambios permanentes en la voz de las mujeres. A diferencia de lo que ocurre en hombres durante la pubertad, las cuerdas vocales de las mujeres adultas no responden de la misma manera a la testosterona, lo que evita el engrosamiento de la voz.
  2. “La testosterona causa calvicie en mujeres”: estudios han demostrado que la terapia con testosterona puede, de hecho, promover el crecimiento del cabello en mujeres con pérdida capilar relacionada con la edad. Además, investigaciones recientes han indicado que la testosterona puede tener un efecto regenerador en los folículos pilosos, estimulando el crecimiento del cabello y mejorando la calidad del mismo. Sin embargo, en algunas mujeres, especialmente aquellas con predisposición genética a la alopecia androgénica (SOP de nuevo), la testosterona puede contribuir al adelgazamiento del cabello o la caída acelerada. Este fenómeno ocurre debido a la conversión de testosterona en dihidrotestosterona (DHT), una forma más potente de andrógeno que puede encoger los folículos pilosos. Por esta razón, es fundamental que la terapia de testosterona sea cuidadosamente supervisada y ajustada para minimizar los efectos adversos en el cabello. Aun así, repetimos, para la mayoría de las mujeres, los beneficios generales de la testosterona superan estos posibles efectos secundarios, que, además, son completamente reversibles.
  3. “No hay estudios que avalen la eficacia y seguridad de la testosterona en mujeres”: aunque durante mucho tiempo se ha argumentado que no existen pruebas suficientes sobre la seguridad de la testosterona en mujeres, una revisión exhaustiva de la literatura médica desmiente este mito. Existen múltiples estudios observacionales y ensayos clínicos que respaldan su uso, destacando su eficacia para tratar síntomas de deficiencia hormonal, mejorar la calidad de vida y reducir el riesgo de enfermedades como el cáncer de mama. Las investigaciones han demostrado que la testosterona, cuando se administra en dosis controladas, no solo es segura, sino que también tiene un efecto protector en casi todos los sistemas del cuerpo. Además, en los últimos años se han llevado a cabo ensayos clínicos aleatorizados que refuerzan aún más la seguridad de la testosterona en mujeres, mostrando mejoras significativas en áreas como la salud ósea, muscular y cardiovascular. Un metaanálisis reciente recopiló datos de más de 10.000 mujeres, concluyendo que la terapia con testosterona no solo es efectiva para mejorar la libido y la función sexual, sino que también tiene beneficios adicionales, como la reducción de la sarcopenia y la prevención de la osteoporosis. Este tipo de evidencia continúa acumulándose, proporcionando una base sólida para el uso seguro y eficaz de la testosterona en el tratamiento de diversas afecciones femeninas. Otro estudio publicado en ‘The Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism’ analizó los efectos de la terapia de testosterona en mujeres postmenopáusicas y concluyó que no solo mejoró la función sexual y el estado de ánimo, sino que también redujo el riesgo de fracturas óseas. Otro informe de la ‘North American Menopause Society’ destacó que la administración de testosterona en mujeres con síntomas de deficiencia hormonal resultó en mejoras significativas en la calidad de vida, con mínimos efectos secundarios. Adicionalmente, investigaciones publicadas en ‘Maturitas’ subrayan que la testosterona puede desempeñar un papel clave en la prevención de enfermedades neurodegenerativas. Este conjunto de datos y revisiones refuerza el papel de la testosterona como una opción terapéutica segura y efectiva para mujeres… tanto o más que para hombres.

Desde Neolife queremos transmitir que cualquier decisión sobre el uso de hormonas debe ser tomada por un experto en este ámbito, considerando el historial médico personal y familiar, así como los riesgos y beneficios individuales. En Neolife realizamos un abordaje novedoso, pero a la vez eficaz y seguro de la terapia de reemplazo hormonal, individualizamos el tratamiento y realizamos un seguimiento estrecho para obtener los mayores beneficios de esta terapia.


BIBLIOGRAFÍA

(1) Davis, S. R., et al. (2019). “Testosterone for postmenopausal women: a comprehensive review.” The Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism, 104(10), 4343–4354.

(2) North American Menopause Society. (2020). “Testosterone therapy in women: An endorsed position statement.” Menopause, 27(9), 1041-1057.

(3) Glaser, R., & Dimitrakakis, C. (2013). “Reduced breast cancer incidence in women treated with subcutaneous testosterone: 10-year cohort study data.Maturitas, 76(4), 342-349.

(4) Jain, P., et al. (2021). “Effects of testosterone therapy on quality of life and metabolic parameters in postmenopausal women.” Maturitas, 145, 57-64.

(5) Wierman, M. E., et al. (2014). “Androgen therapy for women: a reappraisal: an Endocrine Society clinical practice guideline.The Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism, 99(10), 3489-3510.


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