Pero la nueva investigación revela que los “alimentos como medicina” son una solución simple y viable para reducir los ‘malditos lípidos’ en sangre en muchos pacientes que no pueden o no quieren tomar estatinas.
Los datos llegan de la mano del ‘Journal of Nutrition’ y demuestran que, para muchas personas, un enfoque como el mencionado anteriormente (“alimento como medicina”) puede ser tan eficaz como los medicamentos para reducir el colesterol, sin necesidad de cambios drásticos en el estilo de vida.
[…] Por su parte, Esther Anzola Pérez, CEO del Grupo Clínico Neolife, y Laura Pérez Naharro, del equipo de nutrición de la misma clínica, opinan: “El ensayo clínico muestra cómo el 80% de un grupo de intervención (18 hombres y 36 mujeres) consiguen disminuir las concentraciones de colesterol LDL en 30 días con sustitutivos de comida ‘real’ en formato barrita. Muy poco tiempo para valorar la efectividad”.
Es cierto, apuntan, que “los productos del trabajo se elaboran a base de ingredientes que pueden formar parte de una alimentación saludable, como por ejemplo dátiles, semillas, frutos secos, salvado de avena, bayas. La formulación está bastante estudiada para destacar en el aporte de fibra, ácidos grasos esenciales omega-3, fitoesteroles vegetales y antioxidantes. Sin embargo, bajo este estudio estamos cayendo en el concepto de nutricionismo. Es decir, basar la calidad de un producto o alimento en nutrientes específicos. Podemos conseguir esos mismos nutrientes en un desayuno incorporando copos de avena, fruta, frutos secos y semillas. O en una cena a través de un filete de salmón con brócoli y fruta como postre. Con las mismas calorías y generando saciedad. Algo imprescindible para conseguir cierta adherencia y que no sucede con el consumo de sustitutivos” […].