Microbiota

¿Existe una relación entre la microbiota y el envejecimiento?


Se ha demostrado que la microbiota intestinal cambia con la edad, lo que puede influir en la salud y la longevidad. Esto indica que los cambios en la composición microbiana pueden impactar en la esperanza de vida y el estado de salud en la vejez.

Estudios han sugerido que ciertos cambios en la composición y diversidad de la microbiota no solo están asociados con el envejecimiento, sino también con el desarrollo de enfermedades relacionadas con la edad como la diabetes tipo 2, obesidad, la enfermedad cardiovascular, la enfermedad de Alzheimer y el cáncer. Modulaciones de la microbiota podrían impactar en la prevención o el tratamiento de estas enfermedades.

Dra. Sánchez – Equipo Médico Neolife


¿Qué es la microbiota?

La microbiota humana, también conocida como flora intestinal, es una comunidad diversa de microorganismos que habitan principalmente en el tracto gastrointestinal, pero también en otros sitios como la piel y las mucosas. Es un ecosistema complejo, dinámico y heterogéneo habitado por una gran cantidad de microorganismos que interactúan entre sí y con el huésped humano, no solo está conformado por bacterias, sino también por hongos, arqueas y virus. Esta enorme comunidad microbiana cuenta con una colección de genes de todos los microorganismos intestinales que representa un repertorio genético de mayor magnitud que el del genoma humano, a esta colección de genes también se le llama microbioma.

La microbiota desempeña un papel crucial en una variedad de funciones fisiológicas, que van desde la digestión y el metabolismo hasta la regulación del sistema inmunológico, hormonal y la síntesis de vitaminas, los cuales, mantienen los procesos fisiológicos normales en un estado de equilibrio dinámico. Dicho esto, hasta cierto punto, también se considera que es el “órgano esencial” del cuerpo humano.

microbiota

Con el avance de la investigación, se ha ido descubriendo gradualmente la influencia de la flora intestinal en una gran variedad de condiciones de salud y, su desequilibrio, también conocido como disbiosis, tiene efectos adversos en el cuerpo humano que pueden conducir a enfermedades crónicas. Es por esto, que la regulación de la microbiota, es en la actualidad un objetivo potencial para prevenir y tratar enfermedades relacionadas al envejecimiento como las enfermedades cardiovasculares, neurodegenerativas y metabólicas.

La microbiota y las enfermedades crónico degenerativas relacionadas al envejecimiento.

El mecanismo de cómo la microbiota es capaz de influir sobre las enfermedades humanas aún no se ha dilucidado completamente. La razón es que es muy complicado sistematizar y estandarizar todo lo relacionado a la microbiota ya que se ve afectada por muchos factores, como diferentes estilos de vida, dieta, edad, geografía, índice de masa corporal y raza (Li C. et al., 2019). Incluso, diferentes países tienen dietas distintas, lo que lleva a una composición significativamente diferente entre cada región y cada persona. También, cada vez se descubren más microorganismos y es difícil su clasificación y estudio en poco tiempo. ¡Cada persona tiene una microbiota distinta, es como una huella digital!.

De momento, la investigación actual se centra en diferentes grupos de bacterias que más cambios sufren cuando nos enfermamos y envejecemos, éstas incluyen principalmente cuatro categorías: firmicutes, bacteroides, actinomicetos y proteus.

Un creciente número de estudios sugiere que la microbiota puede modular el sistema nervioso, endocrino e inmunitario en una comunicación conocida como eje intestino – cerebro. Esta interacción también juega un papel importante en la regulación del estado de ánimo, el comportamiento y la salud mental, lo que puede influir en la calidad de vida y la longevidad.

La enfermedad neurodegenerativa, en especial el Parkinson, actualmente es foco de atención en la comunidad médica que estudia las posibles relaciones del eje intestino – cerebro y su potencial uso para un mejor tratamiento de estas enfermedades.

El Parkinson es una enfermedad relacionada a la edad que se suele presentar después de los 50 años, se caracteriza por la degeneración y pérdida de las neuronas dopaminérgicas en una zona del cerebro que se llama sustancia negra, esta zona juega un papel crucial en la recompensa, el aprendizaje y el movimiento. Los estudios de microbiota aplicados a esta enfermedad han identificado la influencia de bacterias del grupo bifidubacterium. Así, se puede inferir que una intervención probiótica con bifidobacterium podría prevenir la progresión de la EP a estadios más graves.

Otro ejemplo es el Alzheimer, es la enfermedad neurodegenerativa más prevalente y aún no se conoce completamente la causa, se cree que es el resultado de una combinación de factores genéticos, ambientales y del estilo de vida. Entre los factores de riesgo se incluyen la edad avanzada, antecedentes familiares de la enfermedad, hipertensión arterial, diabetes, obesidad, tabaquismo y falta de actividad física y mental. Y, por supuesto que se ha estudiado el eje intestino – cerebro en esta enfermedad, se encontró que en la etapa de deterioro cognitivo leve, la diversidad de la flora fecal era significativamente menor que en personas sanas. También se observó disminuida la abundancia de bacterias anti inflamatorias y aumento de bacterias proinflamatorias específicas, incluidas escherichia y shigella, que contribuyen a la inflamación cerebral.

En lo que respecta a las enfermedades cardiovasculares, como hipertensión y aterosclerosis, los estudios apuntan a que los metabolitos de la microbiota como pueden ser el óxido de trimetilamina (TMAO, por sus siglas en inglés), ácidos biliares y ácidos grasos de cadena corta (SCFA) interactúan directamente de diferentes formas para desencadenar enfermedad cardiovascular.

Recientemente, una creciente evidencia ha sugerido que la disbiosis intestinal está involucrada en la regulación de los procesos inflamatorios de los vasos sanguíneos, la permeabilidad vascular y la presión arterial. La microbiota puede facilitar la hipertensión y la disfunción vascular a través de la infiltración e inflamación de células inmunes vasculares. Los experimentos con animales concluyeron que la introducción de heces de pacientes donantes hipertensos en el intestino de ratones resultó en valores elevados de presión arterial, lo que sugiere un papel causal de la microbiota en el desarrollo de la hipertensión.

Por otro lado, en pacientes con aterosclerosis, la abundancia de enterobacteriaceae y enterobacter aerogenes es mucho mayor en pacientes con aterosclerosis que en pacientes del grupo control, incluso, sorprendentemente en algunos casos, se ha detectado ADN de bacterias intestinales en la placa de ateroma, indicando un claro aumento de la permeabilidad intestinal con el consecuente paso de componentes bacterianos al torrente sanguíneo (lipopolisacáridos LPS).

Ya es bien sabido que con la edad también ocurre una disfunción metabólica que se suele atribuir a la pérdida de músculo, consecuencia del declive hormonal propio de la edad. Sin embargo, esta disfunción metabólica también está relacionada a la microbiota intestinal.

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Como mencionamos anteriormente, las enfermedades metabólicas también están relacionadas con la microbiota, cómo son la obesidad y la diabetes tipo 2. En estas entidades la disbiosis es un común denominador, en ambas existe una alteración en el metabolismo de los nutrientes.

La prevalencia de disbiosis en la obesidad está clara y juega un papel importante en el desarrollo de esta condición. Esta disbiosis se caracteriza por una disminución en la diversidad de las bacterias dependiente de una disminución de bacterias protectoras como akkermansia muciniphila, faecalibacterium prausnitzii y bacteroides, mientras que la abundancia del phylum firmicutes aumentó significativamente en obesidad.

Además, la microbiota tiene la capacidad de fermentar carbohidratos no digeribles en metabolitos importantes como los SCFA y el succinato. Estudios recientes indicaron que estos metabolitos desempeñan un papel importante en la obesidad y sus comorbilidades como puede ser la diabetes tipo 2. Los SCFA regulan el equilibrio energético y previenen la obesidad al suprimir el apetito y aumentar el gasto energético.

Como podéis ver, el tema es bastante extenso y se actualiza de forma constante, es fascinante como la ciencia avanza y descubre más cosas acerca de la microbiota.

Para concluir este artículo, tenemos que tener claro que el microbioma intestinal desempeña un papel fundamental en nuestra salud y longevidad, y su mantenimiento adecuado a lo largo de la vida puede ser clave para promover el envejecimiento saludable. La investigación continua en este campo está arrojando luz sobre cómo podemos aprovechar el microbioma para mejorar la salud y la calidad de vida de las personas en la vejez. En Neolife, nos mantenemos a la vanguardia y brindamos un manejo integral de salud donde el estudio de la microbiota y su adecuado mantenimiento son clave para un envejecimiento saludable.


BIBLIOGRAFÍA

(1) Yinwei Chen, Jinghua Zhou, and Li Wang. (2021). Role and Mechanism of Gut Microbiota in Human Disease. Frontiers in Cellular and Infection Microbiology, 11, 12.

(2) Yi Mou, Yu Du, Lixing Zhou, et. al. (2022). Gut Microbiota Interact With the Brain Through Systemic Chronic Inflammation: Implications on Neuroinflammation, Neurodegeneration, and Aging. Frontiers in Immunology, 13, 25.