Candidiasis

Candidiasis, un hongo que no sólo afecta a mujeres


La cándida es el nombre científico de un tipo de hongo que, por lo general, nuestro sistema inmunitario es capaz de mantener en niveles que no afecten a la salud, pero que en algunos casos y debido a ciertos factores que veremos a lo largo de este artículo puede sobrecrecer y causar sintomatología.

Es muy común que cuando escuchamos la palabra candidiasis automáticamente pensemos en la zona íntima de la mujer y, por lo contrario, el hongo protagonista de esta infección no se limita únicamente a afectar dicha zona. Puede afectar a diversas partes del cuerpo, como el tracto gastrointestinal, la boca, la piel y un sin fin de mucosas.

Estefanía Álvarez FilipponeUnidad de Nutrición Neolife


La candidiasis se presenta en una amplia tipología y localizaciones.

Son muchos los factores que han traído como consecuencia que la cándida sea bastante común actualmente: el uso de antibióticos y antifúngicos de amplio espectro, la baja inmunidad por enfermedades, la debilidad del sistema inmune en algunos pacientes y, por último, pero no menos importante, la alta prevalencia de diabetes mellitus.

candidiasis

Este hongo se encuentra de manera habitual en el tracto digestivo en cantidades controladas, el problema viene cuando debido a un desequilibrio en la microbiota se genera un sobrecrecimiento de cándida y, por tanto, una candidiasis intestinal. Los síntomas más típicos son dolor, dificultad para tragar y manchas blancas en la boca.

Factores que favorecen el sobrecremiento de cándida

  • Disbiosis: desequilibrio entre los microorganismos que permite así el sobrecrecimiento del hongo.
  • Alteración de la mucosa intestinal: disminución de la integridad del epitelio y el moco, lo que favorece el desarrollo de permeabilidad intestinal.
  • Inmunosupresión: debilidad del sistema inmunológico que dificulta el control del crecimiento de Cándida.
  • Inflamación intestinal: contribuye a la disbiosis intestinal.
  • Dieta no saludable: la cándida se alimenta principalmente por azucares simples por lo que, si nuestra alimentación se basa en alimentos con gran aporte de azúcares o harinas refinadas, se favorecerá el crecimiento del hongo.

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La candidiasis puede ser aguda o crónica, es decir, puede presentarse puntualmente o a lo largo del tiempo. Así mismo también se puede clasificar según el lugar de infección:

  • Candidiasis oral, esofágica, intestinal: pueden verse afectadas diferentes áreas del tracto gastrointestinal.
  • SIFO o LIFO según si el sobrecrecimiento es en el intestino delgado o grueso.
  • Gravedad y riesgo vital: puede desarrollarse una candidiasis sistémica, corriendo así el riesgo de que el hongo llegue al torrente sanguíneo.

Para el tratamiento de la candidiasis, la alimentación cumplirá un papel clave y aunque es importante adaptar la dieta según la sintomatología, la situación y la realidad del paciente, las fases claves en su abordaje serán:

  • Fase de dieta baja en azúcares y almidones durante al menos 4-6 semanas.
  • Reintroducir frutas y verduras.
  • Aumentar alimentos almidonados ricos en fibra.
  • Finalmente, reintroducir del resto de alimentos y retomar una alimentación balanceada.

Es de vital importancia reducir alimentos ricos en azucares libres y almidón para limitar el sustrato de cándida y moderar el consumo de vinagres y bebidas alcohólicas. Sin embargo, no es necesario eliminar todos los hidratos de carbono y puede ser interesante evaluar la tolerancia individual para así lograr una alimentación variada que incluya fuentes nutritivas de los mismos.

Por otro lado, ante una candidiasis, recomendamos potenciar los siguientes alimentos en el día a día:

  • Fibra: pues estimula el crecimiento de bacterias beneficiosas, reducirá la inflamación y mejorará la barrera intestinal.
  • Grasas saludables: aceite de oliva, de coco, omega 3 en forma de pescado y semillas.
  • Nutrientes específicos como la vitamina A, el zinc, el selenio y la glutamina.
  • Alimentos fermentados según tolerancia como el kéfir.
  • Incluir de igual forma ajo, cebolla, canela, orégano, tomillo, menta pues tendrán efecto antifúngico y ayudarán a mantener el confort digestivo.

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Es importante recordar que la individualización en cuanto a tratamiento y salud se trata es importante para así poder pautar una alimentación basada en la sintomatología de cada paciente y en su tolerancia a ciertos alimentos.