Carne roja

Carne Roja: Conservantes y repercusión sobre la salud (Parte 2)


La carne roja procesada es una deliciosa adición a muchas comidas, pero su consumo en exceso puede tener efectos negativos en la salud. Además, la producción de carne roja a través de la ganadería intensiva también tiene un impacto significativo en el medio ambiente.

En este artículo, detallamos los conservantes utilizados en la carne roja procesada, así como el efecto del consumo excesivo de ésta en la salud en relación con enfermedades cardiovasculares, cáncer y diabetes.

David Baeza – Unidad de Nutrición Neolife


Conservantes utilizados en la carne roja procesada.

La carne roja procesada es aquella que ha sido tratada con algún proceso para mejorar su sabor, textura o duración, como el ahumado, curado, salado o la adición de conservantes. Algunos ejemplos de carne roja procesada incluyen el tocino, salchichas, jamón, y algunas carnes enlatadas.

Uno de los conservantes más comunes utilizados en la carne roja procesada es el nitrito de sodio, que se añade para prevenir el crecimiento de bacterias y prolongar la vida útil del producto. Sin embargo, algunos estudios han encontrado que el consumo de carne roja procesada rica en nitritos se asocia con un mayor riesgo de desarrollar cáncer de colon, aunque los resultados son aún objeto de controversia y debate.

carne roja

El mecanismo detrás de esta asociación no se comprende completamente, pero se cree que los nitritos pueden reaccionar con los aminoácidos en la carne durante el proceso de cocción, formando compuestos llamados nitrosaminas, que son potencialmente cancerígenos.

Además del nitrito de sodio, otros conservantes utilizados en la carne roja procesada incluyen el benzoato de sodio, ácido sórbico y ácido ascórbico, que se utilizan para prevenir el crecimiento de bacterias y hongos. Estos conservantes se consideran seguros en las cantidades utilizadas en los alimentos procesados y son aprobados por las autoridades reguladoras.

Algunos estudios sugieren que el consumo de antioxidantes, como la vitamina C y la vitamina E, puede reducir la formación de nitrosaminas en el cuerpo al neutralizar los radicales libres que se producen durante la reacción de los nitritos y los aminoácidos. Un estudio realizado en 2012, por ejemplo, encontró que la suplementación con vitamina C redujo significativamente los niveles de nitrosaminas en el cuerpo después del consumo de carne procesada.

A pesar de esto, es importante tener en cuenta que el consumo excesivo de carne procesada, incluso si se consume con antioxidantes, aún puede aumentar el riesgo de cáncer.

Efectos del consumo excesivo de carne roja en la salud, especialmente en relación con enfermedades cardiovasculares, cáncer y diabetes.

Varios estudios han encontrado que un alto consumo de carne roja procesada y ultra procesada está asociado con un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, como la enfermedad coronaria y el accidente cerebrovascular. Esto puede deberse en parte a que estas carnes suelen contener altas cantidades de grasas las cuales, aumentan el conteo energético diario, favoreciendo el aumento de peso, inflamación, oxidación y esto puede derivar, junto al aporte de grasas saturadas mantenido en el tiempo, a aumentar los niveles de colesterol LDL (conocido como el “colesterol malo”) en la sangre. Además, la carne roja procesada cocida a altas temperaturas, como BBQ puede formar compuestos tóxicos llamados aminas heterocíclicas, que pueden dañar las células de nuestro organismo.

Es importante destacar que el hierro hemo, que se encuentra en la carne roja fresca, no se ha demostrado que tenga un efecto cancerígeno. Sin embargo, algunos estudios han sugerido que el consumo de hierro hemo en carne procesada podría estar relacionado con un mayor riesgo de cáncer. Por ejemplo, un estudio de la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) encontró que el consumo de carne roja procesada aumenta el riesgo de cáncer colorrectal en un 18% por cada porción de 50 gramos consumida diariamente.

Impacto ambiental y ético del consumo de carne roja, incluyendo la emisión de gases de efecto invernadero, la deforestación, la degradación del suelo y el bienestar animal.

El consumo de carne roja, en particular la carne proveniente de la ganadería intensiva, tiene un impacto significativo en el medio ambiente y el bienestar animal.

En primer lugar, la ganadería es una de las principales fuentes de emisiones de gases de efecto invernadero, siendo responsables de aproximadamente el 14,5% de las emisiones antropogénicas totales de gases de efecto invernadero a nivel mundial. Esto se debe a la producción de metano en el proceso de digestión de los animales y a la liberación de dióxido de carbono por la deforestación y la conversión de tierras para pastoreo y producción de piensos.

Además, la producción de carne roja también puede contribuir a la deforestación y la degradación del suelo. Se estima que la ganadería es responsable de aproximadamente el 80% de la deforestación en la Amazonia, y la producción de piensos para animales requiere grandes cantidades de tierra y agua, lo que puede contribuir a la desertificación y la erosión del suelo.

En cuanto al bienestar animal, la producción intensiva de carne roja a menudo implica el confinamiento de los animales en condiciones insalubres y el uso de hormonas y antibióticos para promover el crecimiento y prevenir enfermedades. Esto puede resultar en sufrimiento y enfermedades para los animales, así como en la propagación de enfermedades y resistencia a los antibióticos en los humanos.

Desde un punto de vista ético, el consumo de carne roja también plantea cuestiones sobre la justicia social y la distribución de recursos. La producción intensiva de carne roja a menudo requiere grandes cantidades de agua y piensos, lo que puede competir con la producción de alimentos para humanos y contribuir a la inseguridad alimentaria en algunas áreas.

Recomendaciones dietéticas para el consumo de carne roja, incluyendo la cantidad y frecuencia recomendada y la importancia de combinarla con otros alimentos saludables.

Las recomendaciones dietéticas para el consumo de carne roja varían según varios factores, como la edad, el género, el estado de salud y el nivel de actividad física de la persona. En general, se recomienda limitar la ingesta de carne roja a no más de 500 gramos por semana, lo que equivale a alrededor de 3 porciones a la semana.

Es importante destacar que la carne roja es una fuente importante de nutrientes, como proteínas, hierro y zinc, pero también puede contener grasas saturadas y colesterol, lo que puede aumentar el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Por lo tanto, se recomienda combinar el consumo de carne roja con otros alimentos saludables, como verduras, frutas, legumbres y cereales integrales, para obtener una dieta equilibrada y variada.

En cuanto a los cortes de carne roja, se sugiere optar por los magros, como el lomo y el solomillo, y limitar el consumo de carnes procesadas y ultraprocesadas, que pueden contener conservantes y aditivos poco saludables.

Es importante tener en cuenta que estas recomendaciones son generales y pueden variar según la situación de cada individuo. Por ejemplo, una persona con deficiencia de hierro podría necesitar consumir más carne roja para aumentar su ingesta de hierro. Es recomendable consultar con un profesional de la salud para obtener recomendaciones personalizadas y adecuadas para cada situación.

Alternativas a la carne roja, incluyendo fuentes de proteína vegetal y otros tipos de carne como la de aves o pescado.

Existen varias alternativas a la carne roja que pueden proporcionar proteínas y otros nutrientes importantes. Una opción es la carne de aves, como el pollo y el pavo, que son fuentes ricas en proteínas de alta calidad, así como en vitaminas y minerales como hierro, zinc, selenio y vitaminas del complejo B.

En cuanto al pescado, algunos tipos como el salmón, el atún y la trucha son ricos en proteínas y grasas saludables como los ácidos grasos omega-3. Además, el pescado también puede ser una buena fuente de vitaminas y minerales como el hierro, zinc y yodo.

Añadir algo de grasa como aguacate o aove a un pescado blanco puede favorecer el conteo calórico en similares condiciones a un corte de carne.

Las proteínas vegetales también pueden ser una alternativa saludable a la carne roja. Las legumbres, como los garbanzos, las lentejas y los frijoles, son ricas en proteínas y fibras, así como en vitaminas y minerales como el hierro, el zinc y el ácido fólico. Los frutos secos y las semillas también son fuentes de proteínas y grasas saludables, como los ácidos grasos insaturados.

Es importante destacar que la composición de aminoácidos de las proteínas vegetales puede ser diferente de la de las proteínas animales, lo que significa que puede ser necesario combinar diferentes fuentes de proteínas vegetales para obtener todos los aminoácidos esenciales. Por ejemplo, combinar legumbres con cereales integrales como arroz, quinoa o trigo sarraceno puede proporcionar una proteína completa.


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