El primer paso es tener una alimentación saludable, pero incluso aunque lo consigamos, en la mayoría de los casos tendremos un déficit de micronutrientes.
Complementar nuestra dieta con un aporte de vitaminas nos facilitará conseguir la cantidad necesaria para estar en un estado de salud óptimo.
Para realizar correctamente esta suplementación debemos tener en cuenta algunos factores importantes, como que los suplementos con vitaminas en dosis adecuadas son seguros en el largo plazo o que es recomendable individualizar los aportes según las necesidades concretas.
Dr. Iván Moreno – Equipo Médico Neolife
¿Son realmente necesarios los suplementos de vitaminas? ¿Sustituyen a una dieta saludable?
Las vitaminas son esenciales para el correcto funcionamiento de nuestro organismo. Sin ellas los procesos enzimáticos que nos mantienen con vida no funcionan adecuadamente y aparecen enfermedades. Hemos evolucionado en un medio en el que estas moléculas formaban parte de nuestra alimentación, por lo que (a pesar de su importancia) en general no somos capaces de sintetizarlas en cantidades suficientes y hemos de consumirlas en la dieta.
Clásicamente obteníamos una cantidad adecuada de los alimentos, y estaba en nuestro instinto y en nuestro conocimiento ancestral saber cómo alimentarnos adecuadamente. Qué plantas, frutos o animales son beneficiosos en nuestra salud ocupaban y aún hoy en día ocupan gran tiempo de nuestras conversaciones e intereses.
El primer paso para una salud óptima es una alimentación correcta, basada en comida real y no en alimentos procesados, priorizando la variedad y los productos frescos. Esta es la forma óptima de consumir los nutrientes y vitaminas que precisamos, con muchos más beneficios que el aporte de las vitaminas que conocemos. No podemos caer en el reduccionismo de simplificar los beneficios de comer una naranja a su cantidad de vitamina C o comer pescado a la ingesta de omega-3. Los beneficios vienen de comer alimentos saludables enteros.
Cabe preguntarse, en este caso, si son necesarios los suplementos de vitaminas…
Los suplementos de vitaminas han tenido un curioso proceso, como muchas de las tendencias en medicina. De convertirse en el nuevo “Bálsamo de Fierabrás” que era imprescindible tomar si uno quería estar sano (independientemente de las necesidades individuales) a estar poco menos que demonizados, y cuyo consumo supone un grave riesgo de toxicidad en el peor de los casos, o un derroche de dinero innecesario en el mejor.
Estas tendencias vienen en ocasiones apoyadas por enfoques simplistas en la realización de estudios clínicos, en los que un suplemento con vitaminas sea cual sea su composición, debe mostrar un beneficio a una población a estudio, por diferentes que sean sus estados nutricionales o necesidades.
Lo cierto es que hay numerosos motivos por los que tenemos que tener en cuenta el posible uso de un suplemento multivitamínico como un complemento a la dieta (nunca como un sustituto) y por los que la suplementación no se puede hacer sin la guía de un profesional:
1. La revolución agrícola ha mermado la calidad de nuestros alimentos.
La explotación de los suelos agrícolas y la ganadería intensiva han hecho que nuestros alimentos tengan menos densidad nutricional, es decir menos nutrientes (vitaminas, minerales y oligoelementos) que las cosechas y productos animales de hace un siglo. Sin embargo, los alimentos tienen similar densidad calórica (calorías por cada 100 gramos) o, en el caso de los alimentos procesados, todavía mayor.
2. El contenido nutricional de los alimentos varía geográficamente.
Con los mismos métodos de producción agrícola, el contenido nutricional de los alimentos puede ser muy variable entre diferentes regiones.
3. La Cantidad Diaria Recomendada (CDR) no es la cantidad máxima, es la cantidad necesaria para no enfermar.
La CDR se ha definido con las dosis mínimas para no enfermar por carencia de una vitamina o mineral, no es desde luego el límite en torno al cual debería rondar una alimentación saludable. ¡La CDR es demasiado baja!
Con el estrés y el estilo de vida actual las necesidades están aumentadas, al igual que en periodos de convalecencia, cirugías, estrés físico o mental.
Al mismo tiempo que nuestras necesidades de nutrientes han aumentado, nuestra necesidad de calorías es menor por tener trabajos y estilos de vida más sedentario. Debido a que los alimentos son menos densos en nutrientes y más en calorías, esto nos aboca a la disyuntiva de engordar o tener carencias de nutrientes.
4. No es sencillo alcanzar los requerimientos nutricionales mínimos.
Hay estudios donde se muestra que incluso los individuos que tomaban suplementos de vitaminas en la dieta no eran capaces de alcanzar el 100% de sus requerimientos.
5. Hay algunos micronutrientes que, en mayor cantidad, tienen más efectos positivos sobre la salud.
Por ejemplo, la vitamina D, en la que se ha comprobado que las personas que tenían niveles más altos (entre 60-80 mg/dL) de lo que consideramos clásicamente como normal (30 ng/dL), tenían los telómeros menos acortados.
Asimismo, la vitamina C en dosis elevadas en torno a una situación de estrés corporal (como una infección grave o una cirugía) ha mostrado beneficios en términos de supervivencia.
6. Son productos seguros.
La toma prolongada de vitaminas a dosis superiores a la CDR e inferiores al nivel superior se han mostrado seguros a largo plazo.
7. Las necesidades son variables en función del estado nutricional, necesidades individuales, enfermedades, fármacos, etc.
No podemos generalizar la toma de suplementos vitamínicos a toda la población. Hay que valorar cuál es la ingesta real (no la que desearíamos poder hacer), cuáles son las necesidades individuales, si vamos a realizar una dieta, cuál es nuestro nivel de estrés y actividad física…
Hay que individualizar las recomendaciones. No todo el mundo necesita suplementarse y no con las mismas vitaminas. Este es el motivo por el que cuando se realizan estudios en los que damos suplementos a toda la población no hay resultados claros de mejoría, aunque sí que se ha visto una tendencia a menos aparición de cáncer y enfermedad cardiovascular.
En resumen:
- Existe la necesidad de un aporte correcto de vitaminas con la dieta para mantener un estado de salud correcto.
- Este aporte se ve dificultado por la menor calidad de los alimentos y las dietas que, por mal hábito o por el estrés habitual de nuestras vidas, acabamos realizando.
- Hay situaciones de más demanda como la realización de dietas restrictivas, el estrés, la polución o la actividad física intensa.
- Los suplementos con vitaminas en dosis adecuadas son seguros en el largo plazo.
- Es recomendable individualizar los aportes según las necesidades concretas.
Lo ideal es tener una dieta saludable y rica en alimentos frescos, pero en muchas ocasiones en que vamos a hacer una dieta más restrictiva o nuestras necesidades están aumentadas, complementar nuestra dieta con un aporte de micronutrientes nos facilitará conseguir la cantidad necesaria para estar en un estado de salud óptimo.
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