Creatina y depresión: ¿un nuevo aliado en la salud mental?


La creatina es un suplemento muy conocido en el mundo del deporte, pero ahora está captando la atención de la ciencia médica por algo muy distinto: su potencial para tratar la depresión.

Los científicos creen que aumentar las reservas de creatina en el cerebro podría mejorar su bioenergética y trabajar en conjunto con los tratamientos clásicos para la depresión que actúan sobre los neurotransmisores

Dra. Cristina Minguito – Equipo Médico Neolife


¿Por qué creatina?

La mayoría de los antidepresivos tradicionales funcionan siguiendo algo llamado hipótesis de las monoaminas. Esta idea sostiene que la depresión aparece cuando hay una disminución de ciertos neurotransmisores importantes en el cerebro, como la serotonina, la noradrenalina y la dopamina. Los medicamentos más usados, como los ISRS (inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina) y los ISRSN (que también actúan sobre la noradrenalina), tienen como objetivo aumentar la cantidad de estos neurotransmisores disponibles para mejorar el estado de ánimo.

Sin embargo, para producir neurotransmisores y que las neuronas se comuniquen de manera eficiente, el cerebro necesita mucha energía. De hecho, aunque el cerebro solo representa el 2% del peso corporal, consume alrededor del 20% de toda la energía del cuerpo. Por eso, si el cerebro no tiene suficiente energía o su manejo energético está alterado, podría afectar la función de las monoaminas. En otras palabras, los problemas en la energía cerebral podrían ser una de las causas profundas o un factor que agrava los trastornos del estado de ánimo, incluida la depresión.

creatina

Aquí es donde entra en juego la creatina. Aunque es más conocida por su papel en el metabolismo muscular, la creatina también es esencial para mantener los niveles de energía en el cerebro. Funciona como una especie de batería de emergencia, almacenando energía en forma de fosfocreatina y liberándola cuando las neuronas más lo necesitan, especialmente en zonas de alta actividad como las sinapsis (los puntos de conexión entre neuronas). Además, como la creatina puede cruzar la barrera hematoencefálica (el filtro natural que protege al cerebro), al aumentar sus niveles podemos mejorar la energía disponible en las células cerebrales.

Teniendo esto en cuenta, los científicos creen que aumentar las reservas de creatina en el cerebro podría mejorar su bioenergética y trabajar en conjunto con los tratamientos clásicos que actúan sobre los neurotransmisores, como los ISRS.

De hecho, la evidencia a favor de esta idea está creciendo. En un estudio de prueba de concepto realizado en mujeres con trastorno depresivo mayor, añadir 5 gramos diarios de creatina al tratamiento con escitalopram (un ISRS conocido comercialmente como Lexapro@/Celexa@) ayudó a aliviar los síntomas depresivos de manera más rápida y efectiva que con el medicamento sólo. Otros estudios más pequeños y preliminares también encontraron mejoras en los síntomas depresivos cuando se combinaba creatina con diferentes ISRS o ISRSN.

La investigación en animales ha reforzado aún más esta teoría: cuando los científicos bloquearon la producción de serotonina en modelos animales, los efectos antidepresivos de la creatina desaparecieron. Esto sugiere que la creatina ayuda a combatir la depresión, al menos en parte, mejorando la producción y función de los neurotransmisores.

Hasta ahora, la mayoría de los estudios en humanos se han enfocado en la combinación de creatina con ISRS. Sin embargo, en la práctica clínica se usan otros tratamientos antidepresivos, tanto farmacológicos como no farmacológicos.

Un ejemplo importante es la terapia cognitivo-conductual (TCC), una forma de psicoterapia muy efectiva que enseña a las personas a reconocer y cambiar los patrones de pensamiento negativos que alimentan la depresión, y a desarrollar habilidades para afrontar mejor los problemas. Esto lleva a una pregunta interesante: ¿podría la creatina también potenciar los efectos de la TCC?

Un estudio reciente se propuso investigar exactamente eso. En este ensayo controlado, aleatorizado y doble ciego, Sherpa et al. examinaron a 100 participantes en India con diagnóstico clínico de depresión, donde evaluaron si la creatina podría también potenciar los efectos de la CBT. ¿Resultados?

  • 100 participantes con depresión.
  • Grupo 1: CBT + Creatina (5 g/día)
  • Grupo 2: CBT + Placebo
  • Duración: 8 semanas.

Ambos grupos mejoraron, pero el grupo que tomó creatina tuvo mejoras significativamente mayores. Bajaron de un nivel de depresión moderadamente severa a uno leve, y más del doble de participantes lograron la remisión total de los síntomas.

Aunque el estudio tuvo limitaciones (como una alta tasa de abandono y la falta de comparación directa con medicamentos), los resultados son muy prometedores.

creatina

¿Qué significa esto para usted?

El potencial de la creatina como apoyo en el tratamiento de la depresión es muy interesante por varias razones prácticas. Primero, la creatina monohidrato es un suplemento que ya se usa ampliamente, es económico, fácil de conseguir y su seguridad está bien estudiada. Además, tiene beneficios comprobados para la función muscular y el rendimiento físico, lo que la hace aún más atractiva.

Si realmente ayuda a mejorar los síntomas depresivos, la creatina podría ser una opción accesible y sencilla para quienes buscan complementar su tratamiento con antidepresivos tradicionales. Dado que muchas personas ya toman creatina como parte de su rutina de suplementos, incluirla para apoyar la salud mental no requeriría cambios importantes en el estilo de vida. También sería una alternativa de bajo coste, especialmente valiosa para quienes tienen recursos limitados.

Eso sí, es importante recordar que, por ahora, los estudios han evaluado la creatina principalmente como complemento de tratamientos de primera línea, como los antidepresivos o la terapia cognitivo-conductual (TCC). Aún no hay suficiente evidencia para recomendar su uso por sí sola.

Para quienes estén interesados en empezar a tomar creatina, la forma más utilizada es el polvo de creatina monohidrato, y la dosis más estudiada en depresión es de aproximadamente 5 gramos diarios.

En cuanto a los efectos secundarios, suelen ser leves: algunas personas pueden experimentar molestias gastrointestinales o retención de agua (una sensación de hinchazón), pero los efectos graves son muy raros en adultos sanos.

Sin embargo, hay que tener precaución: las personas con problemas renales o trastorno bipolar deben consultar a un médico antes de empezar a tomar creatina, ya que podría no ser adecuada en estos casos.

El futuro

La creatina se perfila como un suplemento seguro y accesible que podría ser un buen complemento a los tratamientos estándar para la depresión, como los ISRS o la terapia cognitivo-conductual (TCC). Su bajo riesgo la convierte en una opción interesante, pero es importante tener expectativas realistas: la evidencia actual es prometedora pero preliminar.

Un área clave para futuras investigaciones es explorar si una combinación triple (creatina + antidepresivos + TCC) podría potenciar aún más sus efectos, y evaluar su impacto en otros trastornos del ánimo y ansiedad.

En resumen, la creatina podría ser una herramienta útil en el tratamiento de la depresión, pero se necesitan más estudios sólidos para definir su verdadero papel.


BIBLIOGRAFÍA

(1) Price JB, Bronars C, Erhardt S, et al. Bioenergetics and synaptic plasticity as potential targets for individualizing treatment for depression. Neurosci Biobehav Rev. 2018;90:212-220. doi:10.1016/j.neubiorev.2018.04.002

(2) Lyoo IK, Yoon S, Kim TS, et al. A randomized, double-blind placebo-controlled trial of oral creatine monohydrate augmentation for enhanced response to a selective serotonin reuptake inhibitor in women with major depressive disorder. Am J Psychiatry. 2012;169(9):937-945. doi:10.1176/appi.ajp.2012.12010009

(3) Yoon S, Kim JE, Hwang J, et al. Effects of creatine monohydrate augmentation on brain metabolic and network outcome measures in women with major depressive disorder. Biol Psychiatry. 2016;80(6):439-447. doi:10.1016/j.biopsych.2015.11.027

(4) Kondo DG, Sung YH, Hellem TL, et al. Open-label adjunctive creatine for female adolescents with SSRI-resistant major depressive disorder: a 31-phosphorus magnetic resonance spectroscopy study. J Affect Disord. 2011;135(1-3):354-361. doi:10.1016/j.jad.2011.07.010

(5) Kious BM, Sabic H, Sung YH, Kondo DG, Renshaw P. An open-label pilot study of combined augmentation with creatine monohydrate and 5-hydroxytryptophan for selective serotonin reuptake inhibitor- or serotonin-norepinephrine reuptake inhibitor-resistant depression in adult women. J Clin Psychopharmacol. 2017;37(5):578-583. doi:10.1097/JCP.0000000000000754

(6) Cunha MP, Pazini FL, Oliveira Á, Machado DG, Rodrigues ALS. Evidence for the involvement of 5-HT1A receptor in the acute antidepressant-like effect of creatine in mice. Brain Res Bull. 2013;95:61-69. doi:10.1016/j.brainresbull.2013.01.005

(7) Cunha MP, Machado DG, Capra JC, Jacinto J, Bettio LE, Rodrigues ALS. Antidepressant-like effect of creatine in mice involves dopaminergic activation. J Psychopharmacol. 2012;26(11):1489-1501. doi:10.1177/0269881112447989

(8) Sherpa NN, De Giorgi R, Ostinelli EG, Choudhury A, Dolma T, Dorjee S. Efficacy and safety profile of oral creatine monohydrate in add-on to cognitive-behavioural therapy in depression: An 8-week pilot, double-blind, randomised, placebo-controlled feasibility and exploratory trial in an under-resourced area. Eur Neuropsychopharmacol. 2025;90:28-35. doi:10.1016/j.euroneuro.2024.10.004


Continua explorando el Blog