La información médica en prensa debería apoyarse siempre en los consejos de un profesional de la Medicina tras hacer una lectura crítica y razonada de la información que se produce día a día.
De lo contrario, podemos caer en el error de que un suplemento con grandes propiedades a nivel cardiovascular es ineficaz, o que un arma poderosa para combatir la osteoporosis severa en mujeres postmenopáusicas es inútil a raíz de estudios aislados mal interpretados. La información sobre Medicina debe estar cargada de evidencia, de sentido común, de criterio y sobre todo de objetividad.
Dr. Francisco Martínez Peñalver – Equipo Médico Neolife
En los medios las noticias que hablan de Medicina tienen una clara tendencia a informar de modo negativo.
La Medicina es una ciencia inexacta repleta de dogmas que con el paso de los años son derribados por el conocimiento, el progreso y la evidencia científica. Ocurre que en el campo de la Medicina muchas veces encontramos artículos periodísticos que no han contado con un suficiente apoyo médico, y donde el periodista se concede “licencias” que, a lo mejor, son permisibles en otros ámbitos, pero que en Medicina suponen caer en falsos mitos, incorrecciones o incluso en mentiras.
Si revisamos en los medios las noticias que hablan de Medicina encontraremos una clara tendencia a informar de modo negativo: “el medicamento X produce cáncer”, “ha habido una negligencia médica en el Hospital X”, y, sin embargo, es muy extraño ver noticias en sentido positivo.
Les pondré un ejemplo, las hormonas femeninas en mujeres postmenopáusicas se asocian, debido a la información recibida en prensa, al riesgo de cáncer de mama. No existe en nuestra prensa nacional ni una referencia a la Declaración de 2017 de la Sociedad Americana de la Menopausia (1) donde explicaba que su uso correcto ayuda de manera dramática a mujeres que han perdido tras la menopausia la mayor parte de su calidad de vida a recuperar una vida normal sin riesgos para su salud. Esta Declaración choca frontalmente con la interpretación periodística que se le dio al WHI, un gran estudio acerca del efecto de la terapia de reemplazo hormonal en mujeres. Dicho estudio usaba hormonas no bioidénticas, es más, en vez de usar progesterona que compensara los efectos proliferativos estrogénicos, usaba progestágenos que potenciaban dichos efectos, aumentando el número de pacientes con cáncer y enfermedad vascular. Este WHI tuvo un eco en prensa espectacular, justo el que no tuvo el estudio E3N-EPIC (2) que explicaba que la correcta combinación de progesterona bioidéntica y estrógenos tenía efecto neutro (ni protector ni causante) sobre el cáncer de mama y endometrio y sobre la aparición de efectos indeseables a nivel cardiovascular. ¿Por qué este segundo estudio no tuvo repercusión en medios? Probablemente porque informaba de un aspecto positivo, de un verdadero avance en la Medicina, lejos del amarillismo de las portadas.
Les pondré otro ejemplo, en el año 2004 el Dr Morgenthaler, jefe de Urología de Harvard publica en la revista médica de mayor impacto, New England Journal of Medicine (3) que el uso correcto de la terapia de reemplazo hormonal con testosterona carece de riesgos sobre la producción de un cáncer de próstata, es más, teoriza acerca de que en pacientes con niveles bajos de testosterona existe una mayor tendencia a que aparezca dicho cáncer. Tras dicho artículo la secuencia “testosterona-cáncer de próstata” quedó muy tocada y empiezan a desaparecer en prensa las referencias a dicha relación. Sin embargo comienzan a aparecer referencias a una posible relación entre “testosterona-enfermedades cardiovasculares” sin ninguna prueba de que esto sea así. Es decir, la prensa buscó otra manera de sensacionalizar una terapia que puede ser crucial en la mejora de calidad de vida de muchos de nuestros pacientes ancianos.
Recientemente, la sección de Salud de El Confidencial publicaba un artículo denominado “si quieres prevenir cáncer o enfermedades cardíacas, olvídate de omega 3 y vitamina D” lleno de estas falsedades e imprecisiones que comentaba previamente acerca de la suplementación con estos dos elementos, y que van en esa línea de reforzar las noticias negativas que afectan al área de la salud. Dicho artículo se apoyaba en los resultados del estudio VITAL, con la esperanza de que ninguno de los lectores de El Confidencial acceda a dicho artículo y lo lea en su integridad, de una manera crítica y razonada. Y les pongo varios ejemplos.
De entrada, el periodista afirma que la mitad de la población americana consume Omega 3 y/ó vitamina D. Supongo que lo que ha leído es la reseña de New England Journal of Medicine (4) que dice que la mitad de la población americana consume algún tipo de suplemento, no específicamente estos dos de los que habla en el artículo. Por tanto, primera incorrección, que nos puede parecer una licencia literaria del autor, pero que precede a una autentica sarta de imprecisiones y en algunos casos auténticas mentiras.
El artículo dice literalmente “Ni infartos de miocardio, ataques o muertes por causas cardiovasculares en el caso del consumo diario de omega 3: tras analizar los datos de participantes en la investigación”. Pues yéndonos al estudio VITAL se informa de un descenso del 28% del riesgo de un infarto de miocardio y un descenso del 50% del riesgo de infarto fatal, algo que no concuerda con lo que el artículo publica, y de lo que un poco más adelante se hace eco pero desacreditándolo inmediatamente, quitándole la importancia que tiene dicha mejoría. Tampoco explica el propio ensayo VITAL a que se refiere con el término “infarto fatal”, si es a “muertes súbitas” la bajada de la posibilidad de sufrir una muerte súbita del 50% nos parecería un efecto maravilloso de los ácidos grasos.
Cuando en el estudio VITAL encontramos una diferencia entre tratamiento y placebo que es positiva pero estadísticamente no significativa (y por tanto no demostrable) el autor obvia dicha relación. Pero cuando es negativa, aunque siga siendo estadísticamente no significativa, no duda en ponerla (por eso no pone que los pacientes que toman vitamina D tienen menos casos de cáncer y no duda en proclamar a bombo y platillo que los que consumen omega 3 si, aunque sea una locura decir que los “omegas” producen cáncer, eso da igual).
Posteriormente menciona un editorial de Rosen y Keaney del New England Journal Of Medicine categorizando que estos autores dicen que estos suplementos “no se deben tomar y punto” cuando dicho editorial explica que hay dudas acerca de la efectividad porque hay artículos que demuestran que funcionan y otros que no, pero jamás es tajante en la recomendación de abandonarlos. Supongo que tampoco espera que ningún lector se lea dicho artículo.
Más adelante, el artículo menciona que existe una investigación, que en realidad no es siquiera una investigación sino un metaanálisis, que siembra dudas sobre el uso de la vitamina D para mejorar la salud ósea, y que entiendo que el periodista de El Confidencial confía en que tampoco nadie va a leer. Pues bien, en Neolife lo hemos leído y hemos observado que el metaanálisis está hecho en pacientes que tomaron una dosis media de 400-1000UI al día de vitamina D apreciándose mejoría sobre todo en pacientes con niveles de vitamina D inferiores a 25nmol/litro. Es decir, el metaanálisis utiliza dosis inferiores a las que utilizamos en nuestros tratamientos y si que aprecia mejoría en los pacientes, especialmente en aquellos que tienen niveles más bajos. Todo ello el articulista de El Confidencial lo emponzoña con un literal “Hace apenas un mes una investigación publicada en The Lancet Diabetes and Endocronology mostraba que la vitamina D no ayudaba a prevenir fracturas o mejorar la densidad de los huesos al contrario de lo que tradicionalmente han prometido los comercializadores”. Normal, las dosis terapéuticas son 3-4 veces las que se han usado en el metaanálisis y aún así hay beneficio a pesar de que el articulista ha olvidado, de nuevo, mencionarlo.
Luego está otra práctica periodística habitual en Salud. Cuando hay un médico que abandera un tratamiento o una manera de ejercer la medicina hay que derribarlo. Ahí el articulista acude a una publicación del NYT sobre el Dr Holick relatando su carrera empresarial sin aclarar que tiene eso que ver con el funcionamiento o no de los suplementos de vitamina D y Omega. A pesar de ello, el artículo de NYT, que en teoría denosta el uso de la vitamina D, si que hace una apostilla sobre una declaración de la National Academy of Medicine acerca de la utilidad probada de la vitamina D en situaciones de riesgo como la osteoporosis.
Para terminar de verter dudas sobre la suplementación, el articulista se contradice en el último párrafo cuando habla de que “ es cada vez mas evidente la falta de acuerdo sobre la utilidad del omega 3. En España, el consenso sobre las grasas y aceites en la alimentación….”. En que quedamos, ¿falta de acuerdo o consenso?.
En resumen, la información médica en prensa debería apoyarse siempre en los consejos de un profesional de la Medicina tras hacer una lectura crítica y razonada de la vasta información que se produce día a día. De lo contrario podemos caer en el error de que un suplemento con grandes propiedades a nivel cardiovascular es ineficaz, o que un arma poderosa para combatir la osteoporosis severa en mujeres postmenopáusicas es inútil a raíz de estudios aislados mal interpretados. La información sobre Medicina debe estar cargada de evidencia, de sentido común, de criterio y sobre todo de objetividad.
En Neolife toda nuestra práctica médica está basada en la más reciente evidencia científica, siempre leída con un espíritu crítico pero constructivo para encontrar todas las vías de mejora aplicables a la vida de nuestros pacientes.
BIBLIOGRAFÍA
(1) The 2017 hormone therapy position statement of the North American Menopause Society. Menopause. 2018 Nov;25(11):1362-1387.
(2) Fournier A et al. Breast cancer risk in relation to different types of hormone replacement therapy in the E3N-EPIC cohort. Int J Cancer. 2005 Apr 10;114(3):448-54
(3) Rhoden EL, Morgentaler A. Risks of testosterone-replacemenr therapy and recommendations for monitoring. N Engl J Med. 2004 Jan 29;350(5):482-492.
(4) Keaney JF Jr et al. VITAL signs for dietary supplementation to prevent cancer and heart disease. N Engl J Med. 2018 Nov 10.