Un estudio muestra que los niveles de los omega-3 EPA (ácido eicosapentanoico) y DHA (ácido docosahexanoico) son bajos o muy bajos en la mayor parte del mundo.
Los autores del estudio sugieren a las autoridades sanitarias y de consumidores que revisen las recomendaciones sobre la ingesta de omega-3 y, si es necesario, suplementar la dieta con alimentos enriquecidos en omega-3 o incluso con comprimidos de estos ácidos grasos. Estos bajos niveles podrían explicarse, según algunos expertos, por el incremento de comidas procesadas que alteran el cociente omega 6 (proinflamatorio) / omega 3 (antiinflamatorio).
Dirección médica de Neolife
El estudio, que muestra que la mayor parte de la población tiene niveles bajos de omega 3, reabre el debate sobre si una “sana y equilibrada” es suficiente.
Uno de los eternos debates de la Medicina Preventiva, Proactiva, Predictiva y Personalizada (MP4) es si una alimentación “sana y equilibrada” es suficiente para mantener una salud óptima. Frecuentemente escuchamos mensajes que así lo corroboran, pero la realidad es que es muy difícil saber si nos estamos alimentando de forma “sana y equilibrada”. Nuestro ritmo de vida en las sociedades modernas ha hecho que no tengamos mucho tiempo para pensar qué alimentos vamos a comprar, de qué calidad, cómo los vamos a cocinar o a qué hora los vamos a tomar. Más bien comemos cuando tenemos un rato, lo que tenemos a mano, a menudo comidas precocinadas y alimentos altamente procesados, cuya composición en macro y micronutrientes desconocemos.
Uno de los pilares de la MP4 es precisamente la suplementación nutricional con aquellos micronutrientes deficitarios en nuestra dieta, por muy sana y equilibrada que creamos que esta sea. En esta línea de razonamiento llama la atención un reciente estudio (1) publicado en la revista Progress in Lipid Research en el que se presenta un mapa mundial de los niveles de omega-3 de la población en las distintas zonas del planeta. El mapa se ha elaborado en función de los datos aportados por 298 estudios científicos publicados y muestra que los niveles de los omega-3 EPA (ácido eicosapentanoico) y DHA (ácido docosahexanoico) son bajos o muy bajos en la mayor parte del mundo.
Para estratificar los distintos niveles de omega-3 se utilizó un valor porcentual equivalente al IO3 (Índice Omega 3) que nos indica el porcentaje de ácidos grasos omega-3 que hay en la membrana del glóbulo rojo o eritrocito. Así se consideró un valor adecuado cuando el IO3 es superior al 8%, moderado cuando está entre el 6 y 8%, bajo entre el 4 y 6%, y muy bajo cuando es inferior al 4%.
De sobra es conocido que la deficiencia de omega-3 en la dieta se asocia a un incremento del riesgo cardiovascular, el cáncer, la diabetes, el deterioro neurocognitivo y la pérdida de visión. Para alcanzar unos niveles adecuados de omega-3 es necesario comer pescado azul -como el salmón, la sardina, el atún o el bacalao- varias veces a la semana. Pero como decíamos al principio es difícil cumplir con una dieta rica en estos y otros pescados azules, especialmente en el entorno de las sociedades occidentales.
Como se puede ver en el mapa, tan solo algunos países como Noruega, Japón, el estado de Alaska, Groenlandia, Nigeria y algunas zonas despobladas del hemisferio norte alcanzan el valor adecuado de omega-3. El norte de Canadá, Islandia, Suecia, Chile y Mongolia presentan unos niveles moderados. Estas zonas con niveles adecuados y moderados corresponden a regiones con tradición de pesca, caza y recolección. España, junto con la mayoría de los países de la Europa continental, Australia, Sudáfrica, Rusia y China presentan valores bajos y Estados Unidos, Reino Unido, Irlanda, Italia, Grecia, India y Brasil presentan valores muy bajos.
La Age Management Medicine, a favor de la suplementación con omega 3 en aquellos casos en que con la dieta no se alcancen los valores de excelencia.
A la vista de los resultados del mapa los autores del estudio sugieren a las autoridades sanitarias y de consumidores que revisen las recomendaciones sobre la ingesta de omega-3 y, si es necesario, suplementar la dieta con alimentos enriquecidos en omega-3 o incluso con comprimidos de estos ácidos grasos. Estos bajos niveles podrían explicarse, según algunos expertos, por el incremento de comidas procesadas que alteran el cociente omega 6 (proinflamatorio) / omega 3 (antiinflamatorio).
Uno de los muchos biomarcadores que medimos en los chequeos Neolife es precisamente el IO3 (Índice Omega 3). El objetivo es colocarlo por encima del 8%, es decir, en el valor óptimo. Por la experiencia acumulada en la clínica, es excepcional encontrar a algún paciente que sus valores del IO3 sean adecuados sin tomar suplementos de omega-3, únicamente lo hemos visto en algunos pacientes que viven en la costa o aquellos con una dieta muy rica en pescado. La prescripción de los omega-3 suele oscilar entre 0,5 y 1 g de DHA y entre 0,75 y 1,5 g de EPA. Con estas dosis se alcanzan, sin duda, los valores óptimos para prevenir la enfermedad cardiovascular, la neurodegenerativa, el cáncer y la diabetes.
BIBLIOGRAFÍA
(1) Stark et al. “Global Survey of omega-3 fatty acids, docosahexanoic acid and eicosapentanoic acid in the blood stream of healthy adults”. Progress in Lipid Research, 20 May 2016. doi: 10.1016/j.plipress.2016.05.001.